Entrevista con el hombre [hu]eco: Antonio Bustos Haro
Por David Acebes , 5 septiembre, 2015
Antonio Bustos Haro. Nació en Ítrabo (Granada) hace 68 años. Ser el mayor de nueve hermanos le impide ir a la escuela o jugar con otros niños de su edad. En su soledad se dedica a pintar todo cuanto le rodea. Es el medio que tiene para comunicarse, para transmitir sus sentimientos y emociones. Estudia Magisterio y se instala definitivamente en Mallorca. Sus obras se han expuesto en numerosas Salas de Baleares, Granada, Murcia, Cataluña, etc.
D.A.- Desde el pasado 6 de agosto, una retrospectiva de tu obra se ha podido visitar en la Sala de Exposiciones del Museo Local de San Javier, ¿qué ha supuesto la posibilidad de que el público conociera esta visión amplia y representativa de tu obra?
Era ya conocida por este entorno del Mar Menor, pues expuse aquí en el año 2002 y en el año 2004. También expuse en el 2005 en el vecino pueblo de San Pedro del Pinatar. Pero ha supuesto una gran satisfacción por el gran número de visitantes. En particular, me ha sorprendido la presencia de muchos extranjeros. Es un síntoma que los turistas van buscando otras actividades diferentes al sol y playa.
D.A.- ¿No sientes el vértigo del trabajo realizado?
La ampliación de la Sala de exposiciones me ha permitido colgar 58 cuadros. Pero siempre lo considero insuficiente. Un comentario de un crítico de arte me llamó la atención. Dijo que “es una pena que Bustos no se dedique exclusivamente a pintar”. Aunque todo el tiempo libre que tengo lo dedico a pintar, no veo satisfecha esa necesidad apasionada de comunicar a través del pincel todo cuanto siento.
D.A.- Víctor Corcoba ha dicho que tus “emblanquinats” son un arco de grises que nos cambia los colores de la naturaleza por una riquísima gama de sensaciones que son sentimientos del alma. Por mi parte, en el blanco y negro de tus cuadros, percibo una invitación que nos conduce hacia el interior del ser humano, a tu particular mundo onírico y privado.
Cuando algo nos emociona, nos llega un cúmulo de estímulos que unido a nuestras vivencias crea un abanico de sensaciones y a veces de sentimientos profundos. La diversificación de estos estímulos, creo que difumina el sentimiento que quieres comunicar. Despojarse del color, supone favorecer esa penetración en el interior del ser humano.
D.A.- No en vano, soñamos en blanco y negro, ¿verdad?
Así soñamos y se sabe de la influencia del color en nuestra conducta. El rojo nos altera y el amarillo nos relaja. Cuando observamos detenidamente una obra en blanco sobre negro (mejor que blanco y negro), nuestra vista se va relajando y va apareciendo una gama de grises que enriquece la obra.
D.A.- También se ha dicho que tus dos grandes pasiones son “la belleza de la naturaleza” y “el sufrimiento del ser humano”. Es evidente que tus paisajes, tus colores mediterráneos, evocan esa belleza que los poetas vemos implícita en la madre naturaleza. Sin embargo, ese sufrimiento del ser humano, ese dolor por lo fieramente humano, no creo que destace por exceso en el conjunto de tu obra. Muy al contrario, en muchos de tus óleos, encuentro ese chispazo de luz, esa vitalidad que representa la infancia…
En mi infancia se vivía las consecuencias de la postguerra. Años lamentables con familias mermadas, calamidades insoportables,… El sufrimiento humano te chocaba de frente, desnudo. Algunas de mis obras han intentado manifestar ese sufrimiento. No buscando compasión, sino uniéndome a él y compartiendo su dolor.
Aunque hay algunos temas duros; un mendigo enfermo, una inundación, unos niños en tiempo de guerra, las durezas de un trabajo precario, etc, lo cierto es que este tema no es muy abundante. El ser humano, como respuesta al dolor, busca imágenes que le reconforte y que le haga soñar, como la belleza de un animal, un paisaje, la dicha de unos niños, o una puesta de sol.
D.A.- Y qué decir del toque exótico que, a veces, rezuman tus cuadros. Un exotismo que, en tu caso, no está exento de cierto erotismo, aunque sutil y elegante.
Busco el goce que nos puede proporcionar todo cuanto nos rodea, sea creado por el hombre, como “El patio de los leones”, o natural. ¿Por qué prescindir de la belleza de una mujer?
D.A.- ¿Es que hay algo más hermoso que la propia vida?
Por supuesto que la vida es el mayor regalo que hemos recibido. No me extraña que se emplee el adjetivo de divino. Creo que se debería educar nuestra sensibilidad a través de la música, la poesía, la pintura; potenciar nuestros sentimientos de amistad, amor y respeto a nuestros mayores, caridad, cooperación y hospitalidad; y evitar errores humanos como la envidia, odio, orgullo, pereza, … En un mundo así sería más hermoso vivir.
D.A.- Por último, no quisiera obviar una referencia a tu tierra de origen. Granada, la bella Granada. ¿Qué ha supuesto para ti la tierra que te vio nacer y que tú, orgulloso de tus raíces, has querido plasmar en tus cuadros?
Ha sido una suerte nacer en esta tierra. Quizás mi pasión por lo bello sea una consecuencia. Ya se dijo que la peor pena era ser ciego en Granada. O que Boabdil lloró al alejarse de ella. Cada vez que voy a mi pueblo, cosa que hago muy a menudo, me siento como el pez que vuelve al mar. Cuando obras de mi tierra se esparcen por otros lugares, yo soy muy dichoso, al sentir que ayudo a propagar su belleza…
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