¿Es recomendable el calzado minimalista para los niños?

En cuestión de niños y qué es lo mejor para ellos, todo el mundo tiene opinión. Y cree que es la acertada. Cada persona sabe cómo debe alimentarse un pequeño, cómo debe comportarse, cómo debe vestirse y, por supuesto, qué calzado es el más adecuado. Los mejores argumentos suelen comenzar por “lo he visto en la tele” o “en un foro de Internet dicen que”. Pero como absolutamente todo en la vida, es el estudio científico el único que ofrece argumentaciones fiables.

En el calzado para niños tenemos un claro ejemplo, sobre todo con las corrientes recientes que defienden como conspiraciones tendencias sin ningún apoyo de la ciencia, que sin embargo se apoyan en “lógicas” aplastantes, en referencia a la evolución de la fisonomía humana.

Por ejemplo, la argumentación de que un calzado minimalista es mejor que otras alternativas, ya que lo natural en el niño es ir descalzo y, por tanto, cuantos menos elementos consten en un zapato infantil, mucho mejor.

Una conspiración teórica que, lamentablemente, se ha extendido de forma viral en Internet descartando un elemento que comenzó a desarrollarse (según primeras pruebas encontradas en el paleolítico) aproximadamente en el 15.000 a.C., el calzado.

 

¿Qué calzado necesitan los niños?

La cuestión es, ¿si el calzado lleva desarrollándose miles de años, qué características realmente debe cumplir en relación al pie de los niños?

La regla general es que permita un desarrollo natural del pie y de los dedos durante todos sus años de crecimiento. Además, por descontado, debe proteger su piel del contacto de otras superficies y del peligro que pueden representar elementos cortantes o abrasivos.

Pero obviamente no podemos argumentar esto por una cuestión lógica o de tradición, debemos basarnos en evidencias científicas. Y es precisamente lo que el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) expone en sus estudios en relación a este tema.

¿Por qué el calzado minimalista no se basa en la biomecánica?

La extensión del calzado minimalista tiene su respaldo por una práctica deportiva, que también ha cobrado un auge considerable los últimos años, el running.

En esta disciplina se ha desarrollado un calzado con una tela que envuelve la parte superior del pie y que en la inferior incluye una planta protectora. Así se intenta descartar el resto de elementos clásicos en un calzado convencional, el deportista tiene más libertad de movimientos y puede mejorar su rendimiento en la carrera. 

El calzado minimalista considera así que el desarrollo natural del pie permite tanto soportar nuestro peso como realizar nuestros movimientos, adaptándose a las superficies sobre las que andamos de forma progresiva. Salvo un poco de protección, apenas necesitamos nada más en un calzado.

 

Estudio comparativo del IBV sobre calzado infantil

Lejos de descartar una teoría por poca argumentación científica que tenga, el IBV le ha dado la atención merecida y ha decidido en un reciente estudio analizar la influencia del calzado en los primeros pasos de la marcha infantil.

Para ello ha realizado una comparativa entre el calzado minimalista, el calzado convencional y el calzado que Biomecanics desarrolla en su línea Biogateo para la etapa de gateo y primeros pasos. 

Uno de los aspectos analizados han sido las caídas con diferente calzado en comparación a ir descalzo y los resultados dicen que con el calzado minimalista el porcentaje de caídas aumenta nada menos que un 7,5%. ¿A qué se debe este cambio?

Un calzado que no cuenta con una estructura funcional mínima incrementa el riesgo de caídas con respecto a caminar descalzo. Es decir que el calzado minimalista ni siquiera cumple su máxima razón de ser. En comparación a otros calzados, la experiencia que ofrece al pequeño es en realidad alejada a ir descalzo. 

El motivo también lo encontramos en el factor de repetibilidad de la longitud del paso que en otras poblaciones se ha asociado con el riesgo de caídas. Las diferencias encontradas entre el calzado Minimalista frente a ir descalzo podrían interpretarse como una influencia de este calzado sobre la estabilidad y el riesgo de caídas.

 

Analizando el estudio comparativo entre los 3 tipos de calzado

Con el calzado convencional y la línea Biogateo de Biomecanics, esta repetibilidad es similar a caminar descalzo. Pero el calzado minimalista demuestra una vez más que su planteamiento es erróneo. En la práctica, la longitud del paso que consigue el niño con estos zapatos es más variable. 

También plantea el calzado minimalista utilizar el menor número de elementos externos posible. Pero si te fijas en el calzado convencional puedes ver que cuenta con un soporte estructural. Con él se aumenta el control medio-lateral del talón en el contacto inicial del pie sobre el suelo.

En Biomecanics también se aprovecha este recurso de forma más natural para el pie, ya que el elemento estabilizador es externo para no limitar el movimiento del pie. Así se tiene un control medio-lateral mayor cuando se produce el contacto inicial del talón y el apoyo del pie sobre el suelo. El calzado minimalista lo descarta. Considera que no es necesario ningún elemento externo en este sentido. Pero el porcentaje de caídas demuestra científicamente que el planteamiento es erróneo.

¿En qué acierta el calzado minimalista? Decir que un tipo de calzado es totalmente contraproducente fomentaría una conspiración contrapuesta a la que existe y que lo defiende a ultranza.

El calzado minimalista es efectivo precisamente en el factor sobre el que se desarrolló, el patrón de marcha.

Gracias a que el calzado minimalista es más ligero, permite una marcha más rápida. Los niños pueden dar pasos más largos y más rápidos, además separan menos los pies y se consiguen mejores resultados que en un calzado convencional.

Pero solo por este valor no hace falta escoger específicamente un acabado minimalista. Los zapatos de Biomecanics para niños también cumplen con este criterio y facilitan una marcha rápida, con pasos largos y precisos al mismo tiempo.

¿Qué debe tener un calzado infantil apropiado?

No te dejes llevar por las modas ni en afirmaciones basadas en fórmulas históricas sin aval científico. Como en el resto de aspectos relacionados con un niño, busca lo mejor para ellos. Y según el IBV, en calzado infantil hay que cumplir 3 criterios imprescindibles:

1. Que el calzado escogido le proteja en entornos no controlados.
2. Que el calzado que lleve le permita total movilidad del pie sin limitaciones y sin oprimir.
3. Que el calzado mantenga la estabilidad natural que el pie descalzo siempre le puede ofrecer mediante una estructura funcional mínima.