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“Euskadi tiene un color especial”

Por Redacción , 11 junio, 2014

POR MARTHA TENA

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Ocho apellidos vascos, una comedia de Emilio Martínez Lázaro, con guión de Borja Cobeaga y Diego San José.

Tal vez por lo que más destaca esta comedia es por su recaudación, convirtiéndose en un auténtico fenómeno de taquilla y superado únicamente por la superproducción “Avatar”.

Algunos datos facilitados por Rentrak Spain sobre la recaudación de este largometraje. En el primer fin de semana consiguió 2,8 millones de euros. En la segunda semana, 4,3 millones de euros y en 20 días 8,9 millones.

Actualmente, ocupa la segunda posición en el ranking de película de mayor de recaudación en España, con un total de 54,1 millones recaudados y 9,1 millones de espectadores.
Y, es que, ha superado en el primer día de exhibición a superproducciones y blockbusters como “El capitán América: el soldado de invierno”, “Non Stop”, “Río 2”, o “The Amazing Spider-man 2”.

El guión de este film es muy simple, con algunos puntos de giros, y alguna subtrama muy lineal. Y, es que todo comienza en un bar de Sevilla, Rafael conoce a Amaia, se enamora y va en su búsqueda. Los primeros fotogramas muestran la tensión entre ambos personajes , donde los diálogos son auténticos sketches de tópicos llevados al extremo más radical. Y, de esa tensión, nace el primer giro en la trama principal. Rafael, andaluz de pura cepa, se enamora de Amaia, una vasca pura.

Lamentablemente, Amaia vuelve a Euskadi, pero en Sevilla se deja su bolso. Él decide ir en su busca. A partir de este momento, Rafael, tendrá que hacerse pasar por el novio de Amaia. Antes de llegar a Euskadi, Rafael, mantiene una conversación con una mujer extremeña (Carmen Machi) que lleva viviendo en Euskadi más de 40 años. Ella al igual que él, fueron al norte en busca del amor. En este momento, el personaje principal encuentra a su doble o símil, con una historia parecida.

Y todo, técnicamente hablando, se convierte en planos medios, y cortos, para conseguir una atmósfera más cercana e intima. Únicamente, el director, utiliza los planos generales, cuando ubica al personaje en un determinado sitio.

Una vez en Argoitia, Rafael deja de ser andaluz para convertirse en vasco. Y no sólo físicamente, sino también en su acento. La verdad es que la interpretación de Dani Rovira es espectacular, ese desdoblamiento de personajes, en los que se implica para darles mayor realismo. También la caracterización del actor complementa su interpretación. Este desdoblamiento, es el segundo punto de giro. Y donde comienza el desarrollo de la historia.
En este momento, Rafael se convierte en el novio de Amaia, Antxon, un abertzale. La interpretación de ambos personajes cambia, ya que poseen caracteres mas fríos, distantes y uraños. Lo que, técnicamente se convierte en planos mas abiertos, siempre mostrando esa distancia. Los planos se acortan, cuando aparece el padre de Amaia. La historia coge mayor velocidad debido a diálogos mas entretenidos, y con mayor fluidez entre los tres. Pero tal vez, lo importante de estas escenas es lo cómico que adquiere al hablar de temas políticos. Y, buen ejemplo de ello, es una escena de una manifestación abertzale, en la que Antxon, consigue gag tras gag, crear un clímax de tensión entre manifestantes y policías. Desde luego, el desencadenante es cuando el protagonista coge un megáfono, y a chillido limpio, empieza a cantar “Euskadi tiene un color especial”.

Otro de los momentos importantes y que da nombre al film, es cuando el padre de Amaia pregunta por los apellidos, que han de ser ocho. Es aquí cuando el plano se convierte en un primer plano, en el que se palpa la angustia por parte de Antxon, la incredulidad por parte del padre y lo cómico por parte de Amaia.

Despues de una cena copiosa, Antxon decide, no por propia voluntad, presentar a su madre, Carmen Machi. Dándole mayor ritmo y velocidad a la trama.
Otro giro, y vuelta de tuerca para tensar más a los dos protagonistas es el día de su boda ficticia y pactada.
Y éste, desemboca en un final que muy pocos nos esperábamos.
Hay que destacar en este film las localizaciones, las primeras escenas y la última se realizaron en Sevilla. Al igual que no son decorados la Giralda, la Torre del Oro y una secuencia de Triana. Aunque, en la primera escena si hay una excepción, el bar donde se desarrolla la escena, no pertenece a Sevilla, sino que se trata de un centro cultural andaluz de Mondragón, Guipúzcoa.
El pueblo Argoitia, es en realidad Leitza, la plaza, las calles y el caserío donde vive Amaia pertenecen a este pueblo.
En Zumaia se localizan las escenas de la Ermita de San Telmo y algunas escenas junto al mar.
Y, por último, en Getaria se desarrolla las secuencias del puerto, el restaurante y el viaje en el barco pesquero del padre de Amaia, en el que se recrea el momento de la película de Titanic, en el que los personajes escenifican una escena amorosa en cubierta.

En definitiva, una película que destaca por la interpretación cómica de los personajes. Un film lleno de enredos y encadenamientos de gags, al más puro estilo de la alta comedia de Hollywood de los años 40 y 50.
Considero, que pese a que no consiga entrar en la historia del cine, si ha dado toda una lección a la hora de obtener una gran recaudación frente a superproducciones y blockbuster. De eso si deben estar orgullosos de obtener esos resultados . Y es que como decia Woody Allen “hacer reir, da mucho dinero”


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