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Evolución

Por Oscar M. Prieto , 8 junio, 2016

Las cosas no suceden así, de golpe, de repente. El problema es que no las vemos venir y nos pillan por sorpresa y entonces, para justificarnos y consolarnos en nuestra ignorancia, nos decimos: «Nada podíamos hacer. ¿Quién podía esperar que llegara a ocurrir esto? Y sin tiempo alguno para reaccionar, para evitarlo». Pero, no, las cosas nunca ocurren de repente. Hasta el menor de los sucesos o el más trivial de los accidentes es una madeja de causas y efectos infinita que se va desenrollando, tirando del hilo, a lo largo del tiempo y cuando se llega al extremo, ya es demasiado tarde para poner remedio. Está sucediendo con el cambio climático y ya ha sucedido en esta historia que ahora les cuento.

En el año 1611, Sebastián de Covarrubias escribió el Tesoro de la lengua castellana o española. Se trata del primer diccionario que fija el léxico del castellano y sondear sus páginas, sin rumbo, como quien camina por Venecia, es una delicia. En la entrada ‘Escribir’, encontramos esto: «Y hanse dado tantos a escribir que ya no hay donde quepan los libros, ni dinero para comprarlos, ni hay cabeza que pueda comprender ni aun los títulos dellos. Verdad es que muchos no escriben sino trasladan, otros vierten y las más de las veces pervierten. Algunos de los que escriben neciamente quedan bien castigados, porque gastan su dinero en la impresión; otros tienen ventura, que escriben disparates y el vulgo los celebra y gustan dellos».

Siglos después, exactamente el 12 de diciembre de 1945 Raymond Chandler, en una carta a Charles Morton, profetiza lo siguiente: «Hoy la mayoría escribe exactamente igual y tal es así que todo el oficio de escribir podría realizarse por una máquina, y así se hará cualquier día de estos».

Finalmente, el futuro ya está aquí –como canta la canción–, somos nosotros quienes lo hemos convertido en inexorable y ya es tarde para poner remedio: una inteligencia artificial acaba de quedar finalista entre las 1.450 novelas que se presentaron a un premio literario japonés. A algún necio le consuela que no lo haya ganado, pero ¿alguien duda de que ocurrirá?

Esta es la evolución. A medida que el mundo se hace más pequeño, las metes de los hombres se hacen más pequeñas, más compactas y vacías.

Salud.

www.oscarmprieto.com

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