Helado de chorizo
Por David Acebes , 20 octubre, 2014
Leo en el periódico que Blesa gastó la friolera de 1.543 euros en «helados». En principio, puede parecer una cantidad chocante, desorbitada, inmoral. Sin embargo, creo haber encontrado una explicación a tal dispendio.
En su autobiografía, La arboleda perdida, el poeta Rafael Alberti relata cómo le fue concedido el Premio Nacional de Poesía en 1925. Según sus propias palabras, con la dote del premio obtenido –cinco mil pesetas de las de entonces- compró el Cancionero de Barbieri, las Obras completas de Gil Vicente, un gabán, algún traje y el resto lo gastó invitando a sus amigos a ricos «helados».
Claro. Lo mismito hizo el consejero de Bankia. Cuando obtuvo su tarjeta Black, pensó que le había tocado el premio gordo y, ni corto ni perezoso, invitó a todos sus amigos a comer «helados».
Lo que queda por dilucidar ahora es de qué sabor eran los dichosos helados. ¿De fresa? ¿De chocolate? ¿O de chorizo?
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