Héroes y villanos en las elecciones francesas de mañana.
Por Carlos Almira , 6 mayo, 2017
¿Pueden actores políticos distintos desempeñar un papel parecido o igual? Del mismo modo que una puerta puede ser apuntalada desde dentro para hacer frente a una riada, con sacos de arena o con un piano de cola, siendo ambos objetos muy distintos entre sí, un momento histórico de crisis y malestar puede confiar a actores políticos diferentes, el mismo papel de dique de contención, en períodos separados del tiempo. Incluso actores políticos similares, emparentados ideológica o genéticamente entre sí, pueden desempeñar estos papeles distintos, o incluso opuestos. En tal caso, el momento histórico no sólo será diferenciado, sino radicalmente otro, en ambas situaciones.
Si la crisis y el malestar actual se pareciesen, en esencia, a los del periodo 1917…, el Frente Nacional en Francia en las elecciones de mañana, jugaría el papel de dique salvador, y no el de villano que amenaza. Tal fue el rol histórico básico de los partidos fascistas después de 1917: que 1917 no se repitiera nunca más, aunque fuese al precio del triunfo de los fascistas y sus matones. Se trataba entonces, para el nacionalismo fascista, de salvar un orden de cosas que se sentía, y acaso estaba, amenazado por la posibilidad de una revolución como la rusa.
Ahora las tornas son distintas. Hay otro orden de cosas (que muy esquemáticamente se puede describir como: un sistema político basado en el parlamento y los partidos, no necesariamente democrático; y una forma de capitalismo orientado a la especulación, frente al capitalismo productivo), que se siente, se sabe, cuestionado. Los actores nuevos, o no tan nuevos, que juegan hoy el papel perturbador, que en los cuentos infantiles corresponde a los villanos (el mismo rol que jugaban los partidos comunistas y revolucionarios, en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, en el relato de las sociedades occidentales), siendo tan diferentes, tan opuestos entre sí, por sus principios, valores e ideologías, tienden a equipararse: son la amenaza: son la actual extrema derecha europea, Podemos, o el laborismo de Corbin en Inglaterra.
¿Revolución o fascismo?, fue el dilema de las clases medias y las élites, en Italia, España, Alemania, en el período de entreguerras. La respuesta, clara y rotunda entonces, fue: fascismo. ¿Populismo o mundialización?, es el dilema de hoy. La respuesta está por ver. Es curioso. Personajes tan diferentes como Lenin después de 1917, y Marine Le Pen hoy, son la riada a contener; y personajes tan distintos como Mussolini en los años 1920 y Macron hoy, son el dique de contención. Pero es un error equiparar a unos y a otros. Como lo es achacar los problemas a quienes critican y quieren otra cosa, por radicales que sean, en vez de indagar en las raíces de los propios males.
Si la muerte vendrá de fuera, y nunca de lo que somos, como decía Spinoza, entonces el vivir, el renacer, sólo podrá venir de dentro, de lo que somos hoy.
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