Historias de oficina 2. Capítulo VI
Por Sonia Aldama , 5 julio, 2014
PERO… ¿ADÓNDE VAMOS? (VI)
El barco estaba roto, con el motor agujereado no podrían ir a ninguna parte. En esos segundos de tensión los cinco compañeros se miraron y como por ciencia infusa, saltaron a la vez a la lancha del gallináceo, que en ese momento estaba distraído mirando la escopeta de la Isidra. Juan Carlos, con la fuerza que le caracteriza, le pegó un puñetazo en toda la cara y Miguel Primo Petete cayó al agua.
– ¡¡¡VENGA, ARRANCA Y VAMONOS!!! – le vociferó Sofía a Belén.
– ¿Pero esto como funciona? Bueno, supongo que, más o menos, como mi AX… ¡¡AGARRAOS QUE NOS VAMOS!! – gritó Belén a la vez que arrancaba el motor.
La embarcación salió zumbando rumbo noroeste; la Isidra al ver el perfecto plan que habían realizado sus excompañeros para escapar de sus garras, cogió a Josefa Fernanda del cuello y la dijo:
– Síguelos o te mato a ti también.
Acto seguido Josefa arrancó el motor y salió disparada detrás del barco que conducía Belén hasta que sin motivo aparente la lancha se paró.
– ¡Que pasa! ¿¿¿POR QUÉ COÑO NO SE MUEVE ESTO??? – preguntó furiosa la Isidra.
– ¡Uy! No sé, yo creo que se ha quedado sin gasolina … como soy tan pija no entiendo de mecánica…- contestó Josefa Fernanda mientras se ponía una gorra blanca de la marca Mike en la cabeza.
– Cago en tó, ya se me han vuelto a escapar, la próxima vez los mato, ¡¡¡ JURO QUE LOS MATO!!! – maldecía la Isidra acariciando su escopeta.
Entre tanto, los intrépidos compañeros seguían en su embarcación a toda pastilla por el océano Pacífico. Juan Carlos, Irma y el Alipio estaban situados en la popa de la nave, mientras que Sofía y Belén se encontraban en la proa.
– Creo que las hemos perdido de vista – comentó el Alipio mientras se desabrochaba su camisa hawaiana para ponerse moreno.
– Menos mal… pensé que no nos las íbamos a quitar de encima. Por cierto, ¿adónde vamos? – preguntó Irma mirando a Belén.
– Yo que sé, yo sigo de frente hasta que divisemos tierra – contestó Belén.
– ¿¿Que sigues de frente?? – preguntó Sofía -¡¡Dios mío, necesito un cigarro!! – y acto seguido comenzó a fumar compulsivamente.
– Todavía me duele la mano del puñetazo que le he dado al tío gallináceo – se quejaba Juan Carlos – Por cierto… huummmmm, qué habrá sido de él. Espero que se lo hayan comido los tiburones… ¿¿Sofía?? ¿¿Ya empiezas otra vez con el fumeteo?? ¿¿De donde lo has sacado??
– ¡¡Es que me estoy poniendo de los nervios y bueno, lo tenía escondido en…!! – explicaba Sofía acelerada.
– ¡¡TIERRA A LA VISTA!!, ¡¡TIERRA A LA VISTA!! – gritó Sofía mientras sujetaba con sus manos unos prismáticos que había encontrado dentro de la mochila de Miguel Primo Petete.
Belona de España
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