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Historias de oficina 2. Capítulos X y XI

Por Sonia Aldama , 21 agosto, 2014

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AL ATAQUE (X)

 

Juan Carlos, Irma y Belén le contaron, con todo detalle, a Josefa Fernanda la larga historia que tenían con la Isidra.

–          ¡Uy! Os ayudaré a capturarla – dijo Josefa Fernanda mientras se colocaba su anillo de oro blanco– Creo que es una barriobajera. Fijaos que a mí me amenazó con matarme si no os seguía con el barco.

–          OOOOOMMMMMMMM… – susurraba Belén.

–          ¡Uy! ¿Y a ésta que le pasa? – preguntó Josefa Fernanda mirando a Belén.

–          Nada, seguro que está tramando un plan – contestó Irma.

Su idea era perfecta. Lo tenían todo muy bien pensado. Josefa Fernanda observaba la calle por la ventana del hotel mientras Irma y Belén cortaban el cable del teléfono.

–          Huuummmmm, curioso, curioso…¿Y yo que hago? –preguntó Juan Carlos

–          Tu, utiliza la fuerza bruta – contestó Irma con las tijeras en la mano.

–          ¡¡Uy!! Chicos, ¡¡¡Qué nervios!!! ¡¡¡Que ya viene!!! ¡¡¡Que la estoy viendo!!! ¡¡¡Rápido!!! ¡¡¡QUE VIENEEEEE!!! – gritaba Josefa Fernanda.

–          ¡¡¡Cállate, que te va a oír!!! – zanjó Juan Carlos.

–          Venga, Juan Carlos, ponte en la puerta y vigila mientras Irma y yo sujetamos el cable – le ordenó Belén, al ver que éste se dirigía al servicio.

–          Vale, vale, ya vigilo yo – dijo con resignación – un momento… Creo que ya viene, preparaos… ¡¡¡AHORAAAAA!!!

En el mismo instante en que la Isidra cruzaba el umbral de la puerta, se fue la luz de todo el edificio. Nuestros intrépidos protagonistas saltaron a la vez sobre ella.

–          Cuidado, que esa mano es mía – dijo Irma mientras cogía el cable.

–          Y tu deja de meterme el dedo en el ojo – comentó Belén mientras sujetaba a alguien – Venga, pásame el cable y haz un nudo fuerte.

–          ¡Uy! Alguien me ha tocado el trasero, ¡¡qué descaro!! – gritó Josefa Fernanda – déjame que haga un nudo marinero que se me da muy bien.

–          Pues que conste que yo no he sido – argumentó Juan Carlos mientras utilizaba su fuerza bruta para inmovilizar a la Isidra.

–          ¡¡¡DEJARME EN PAZ!!! ¡¡¡PANDILLA DE SINVERGÜENZAS!!! – gritaba la Isidra. – ¡¡¡OS MATO!!! ¡¡¡OS PEGO TRES TIROS Y DE RECUERDO ME LLEVO VUESTRAS CABELLERAS!!!

–          ¡Uy! Voy a taparle la boca para que deje de utilizar ese vocabulario tan ordinario – comentó Josefa Fernanda mientras cortaba una tira de esparadrapo

–          Oye, ten cuidado que al final me lo vas a pegar a mí – dijo Irma.

En ese momento volvió la luz, y allí estaba la Isidra en el suelo, maniatada, y con un trozo de esparadrapo pegado en la frente. Al darse cuenta Josefa Fernanda pegó un tirón del esparadrapo y se lo puso en la boca.

–          Ya está, por fin tenemos a una. Ya solo nos quedan dos – se frotaba las manos Juan Carlos – Vamos a buscar a Sofía y al Alipio para contárselo.

 

EL PERIODICO SIEMPRE AYUDA (XI)

 

Llevaron entre todos a la Isidra al cuarto de Juan Carlos, y allí empezaron a discutir cómo raptar al gallináceo. Ni siquiera sabían donde estaba. Juan Carlos, Belén e Irma discutían acaloradamente, mientras Sofía leía tranquilamente el News of Waikiki.

–          Belén, deja inmediatamente el cuchillo, y tú, Irma, guarda los alicates para otra ocasión – les dijo Sofía; seguidamente gritó – JUAN CARLOS YA PUEDES SALIR DEL BAÑO, ÉSTAS YA HAN DEPUESTO LAS ARMAS. Chicos, chicos, relax, ya tengo la solución. El gallináceo está en el hospital central, sólo tenemos que robar un uniforme de médico y tres de enfermeras y entraremos sin problemas a la habitación del tipejo infecto – concluyó Sofía.

–          De acuerdo, yo haré de médico, soy la única que conozco el idioma – dijo Irma.

–          Me niego a vestirme de enfermera – empezó a vociferar Juan Carlos, mientras todas le empujaban hacia la puerta.

Salieron todos del hotel y pararon un taxi que le condujo directamente al hospital; una vez allí robaron las batas. Una vez disfrazados, Sofía fue la encargada de sonsacar al celador megacachas el número de habitación del gallináceo.

–          Bueno chicos, está en la habitación 302 – les dijo abotonándose la bata.

Se dirigieron allí, y milagrosamente no había nadie. El gallináceo estaba groggy, con lo que su secuestro fue tan fácil que no se lo podían creer. Pero no habían salido del hospital cuando se dieron de bruces con la POLICIA DEL ESTADO NORTEAMERICANO DE HAWAI.

Irma se puso a temblar, mientras Belén intentaba tranquilizarla con su OOOOMMMMM. Todos los polis la miraron con sospecha cuando…

Irma de España y Bego Hill

 








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