Katherine Johnson contribuyó a abrir el camino a las estrellas
Por Juan F. Trillo , 8 marzo, 2021
Por Juan F. Trillo
Algunas mujeres han tenido un papel muy destacado en la exploración espacial, aunque hasta hace muy poco no se les haya reconocido. Es el caso de la matemática Katherine Johnson (1918-2020), que trabajó para la NASA cuando la agencia espacial norteamericana todavía estaba empezando y se llamaba NACA (National Advisory Committee for Aeronautics). Por aquellos años —la década de los cincuenta— y en palabras de la propia Johnson, el equipo de mujeres que trabajaba para la NASA eran auténticas “computadoras con faldas”.
El trabajo que hacían era de altísimo nivel, pero la consideración que recibían era ínfima. Además, eran años en los que la segregación racial estaba en vigor, por lo que tanto Katherine Johnson, como otras mujeres afroamericanas de su equipo, se veía obligada a utilizar comedores y baños separados de los del personal blanco y sus oficinas estaban rotuladas como Colored Computers.
Katherine J. Johnson, pionera en los cálculos matemáticos empleados en la exploración espacial.
Por otro lado, Johnson declaró más tarde que nunca percibió actitudes segregadoras por parte de otros miembros del equipo, había que hacer un trabajo y ellas lo hacían como parte de dicho equipo, sin más. Sin embargo, el ser mujeres en la NACA, esencialmente compuesta por hombres, sí se reflejaba en el hecho de que apenas obtenían ningún crédito por su labor.
Johnson calculó personalmente la trayectoria del primer astronauta estadounidense en su vuelo del 5 de mayo de 1961. Tomó parte en los cálculos que hicieron posible el Proyecto Mercury y más tarde, en la década de los sesenta, cuando ya la NASA utilizaba computadoras electrónicas —no humanas, como hasta entonces—, John Glenn, el primer norteamericano en orbitar la Tierra, exigió que Katherine Johnson revisase personalmente los cálculos realizados previamente con la maquinita.
Con los años su legado fue ampliamente reconocido y recibió numerosos premios al trabajo científico que desempeñó en la NASA hasta su jubilación, en 1986. Llegaría a ser un modelo a imitar y una inspiración para muchas mujeres afroamericanas que buscaban desarrollarse como mujeres y como personas en la sociedad estadounidense. El presidente Obama, en el momento de otorgarle la Medalla Presidencial de la Libertad, en 2015, dijo sobre ella: Katherine G. Johnson se negó a estar limitada por las expectativas de la sociedad sobre genero y raza, mientras que expandía los límites del alcance de la humanidad”.
La película Figuras ocultas (una pobre traducción del original Hidden Figures), de 2016, refleja bastante bien la odisea de aquel grupo de mujeres y de Katherine Johnson en particular.
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