La 62 edición del Festival de San Sebastián cierra con un buen balance
Por José Luis Muñoz , 28 septiembre, 2014
La 62 edición del festival de cine de San Sebastián echó ayer el telón después de nueve días de cine intensísimo de todos los continentes en los que primó una calidad indiscutible. Un espaldarazo a nuestro cine con la Concha de Oro a la mejor película a Magical girl de Carlos Vermut, y con el premio al mejor director con su segunda película que es arriesgada, se sale de las convenciones narrativas y deja al espectador inquieto en la butaca. Otra de las películas españolas triunfadoras es La isla mínima de Alberto Rodríguez que se lleva el premio Feroz y la Concha de Plata al mejor intérprete para Javier Gutiérrez, muy alejado de sus papeles habituales. Este thriller hispano ambientado en las marismas andaluzas en tiempos del postfranquismo es de lo mejor que ha pasado por el certamen. Vida salvaje de Cedric Kahn se ha llevado el premio del jurado y es una película excelente que habla de afectos entre padres e hijos en un ambiente al margen del sistema, utópico, en contacto directo con la naturaleza; una película muy emotiva, pero también lo era Edén de Mia Hansen-Love, la odisea de un DJ que sacrifica todo en su vida por su pasión por la música tecno. El escritor de novela negra Dennis Lehane se hace con el premio de guión por La entrega, basada en uno de sus relatos, La venganza, una película negra canónica que era otra de las favoritas y además fue la última que interpretó James Gandolfini. El retorno Bille August a sus orígenes con El silencio del corazón, una historia dolorosa que gira en torno a la eutanasia y que podría haber filmado Ingmar Bergman de estar vivo, se ha llevado la Concha de Plata a la mejor interpretación femenina para la actriz danesa Papikra Steen, una habitual del cine dogma. Negociador, una comedia de Borja Cobeaga sobre las conversaciones de paz ETA-gobierno, ha ganado el premio a la mejor película vasca mientras la estimable Loreak, un misterioso drama en torno a unas flores que van de un lado a otro con los afectos, se ha ido de vacío. Wim Wenders consiguió el premio del público por La sal de la tierra, un documental correcto sobre la figura del fotógrafo Sebastiäo Salgado. La delirante Relatos salvajes obtiene el del público a la mejor película europea, aunque sea más argentina que otra cosa, pero es una película cruel y desternillante llena de humor negro. Y dos actores de la talla de Denzel Washington y Benicio del Toro, que estaba para promocionar el terrible thriller Escobar: paraíso perdido, se han ido con los premios Donosti del Festival.
La 62 edición cierra con un balance extraordinario de calidad e interés, como es habitual en San Sebastián, y sigue el espectáculo ahora en las salas de cine que irán proyectando la mayoría de las películas del certamen.
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