La guerra de Ucrania
Por Carlos Almira , 1 marzo, 2022
Cuando el régimen de Putin invadió Ucrania la madrugada del pasado jueves, no podía imaginarse la gran resistencia del ejército y la población de ese país. Ni Putin, ni EE.UU. ni la Otan, ni la Unión Europea, ni el resto de países del mundo (salvo los propios ucranianos), fueron capaces de imaginarlo, ni de lejos.
¿Y ahora qué? Ante la imposibilidad de vencer a los ucranianos, con su presidente a la cabeza, sin destruir por completo el país y sin cometer un genocidio, Putin sólo tiene la alternativa de retirarse. Pero si se retira, a estas alturas, su régimen caerá. Si quiere permanecer en el poder y conservar su vida (que en su caso, es lo mismo), no puede retirarse. Luego no tiene otra opción que arrasar el país y asesinar a miles de niños, mujeres y hombres, y hacerlo en directo, ante la indignación y el estupor del mundo entero. Y hacerlo lo antes y lo más rápido que pueda. Y puede.
Ahora bien: ¿Cómo puede explicarle a los suyos que su guerra genocida era necesaria, inevitable, y que no podía eludirla? La única forma que se me ocurre es culpando a occidente, a EE.UU., a Europa, a la Otan, de una agresión contra la propia Rusia, preparada a través de Ucrania. Pero para que esto sea creíble, no tiene otra opción que ir más allá de Ucrania, contra esos actores.
Lo que él llama occidente, tampoco se esperaba esta evolución de los acontecimientos: la resistencia heroica de los ucranianos. Sino una guerra rápida, igualmente genocida, pero clara desde el principio, y sin tanta destrucción ni víctimas civiles. Todos estos cálculos han fallado. ¿Y ahora qué?
Por eso las primeras medidas contra Putin fueron tibias. Pero enseguida debieron hacerse un razonamiento parecido a este, y la inquietante pregunta: ¿Ha empezado ya la 3º Guerra Mundial? O en otros términos, ¿hay vuelta atrás?
¿Puede Putin sobrevivir a su propia victoria militar sin llevar la guerra más allá?
Dejo la respuesta a los lectores. Y rezo por los ucranianos y por todos nosotros.
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