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La intolerancia

Por José Luis Muñoz , 15 agosto, 2022

Bajo el paraguas de la intolerancia y el fanatismo se han cometido los mayores crímenes de la historia de la humanidad. En nombre de las ideologías totalitarias, fascismo y estalinismo, han sido sacrificados millones de seres humanos. En nombre de las religiones, el cristianismo y el islam fundamentalmente, se han pasado a cuchillo a los “infieles”. En miles de años de historia los avances tecnológicos espectaculares no han tenido correlación con nuestra forma de ser. La violencia estalla cuando fracasa la palabra.

Teníamos la sensación, falsa, porque la noticia ahora es la invasión de Ucrania, de que el yihadismo había bajado la guardia, que derrotado a sangre y fuego el Estado Islámico, un ente del horror y el miedo, y asesinado hace unos días el líder de Al Qaeda Aiman al Zawahiri, los yihadistas habían perdido fuelle. Nos equivocamos. Miles de lobos solitarios esperan pacientemente entre nosotros la ocasión para actuar y a diario se frustran atentados.

Un descerebrado llamado Hadi Matar (su apellido debería haber alertado) ha intentado cumplir la fatua contra Salman Rushdie que en su día lanzó el régimen iraní hace 33 años. En ese interregno, han sido asesinados algunos de los editores de sus Versos satánicos en Japón y Noruega, han sufrido atentados sangrientos los traductores del libro, han muerto decenas de personas en manifestaciones de protesta mientras el escritor británico tenía que desaparecer como un proscrito y llevar una vida de clandestinidad absoluta como si fuera un criminal.

Salman Rushdie se relajó y ofreció una conferencia en el condado de Chautuqua, en el estado de Nueva York, y ese sicario religioso, que no habrá leído los Versos satánicos y seguramente ningún libro, ha intentado cumplir la fatua dictada por el ayatolá Jomeini y ha sido felicitado por un diario conservador iraní.

Los hombres de bien deseamos la pronta recuperación del escritor apuñalado y bueno sería que el régimen iraní condenara sin paliativos este brutal atentado y desactivara de una vez por todas el llamamiento al asesinato de Salman Rushdie. Temo que no sea así. El odio, los enfrentamientos, las guerras, la inseguridad resultan muy rentables y hay quienes las azuzan por todos los medios a su alcance. El Muera la inteligencia y el Viva la muerte del legionario Millán Astray cobra absoluta vigencia con este suceso lamentable. Contra las balas y los cuchillos nos queda la fuerza de la razón y la palabra. La literatura se alza como el único territorio de libertad por encima de cualquier ideología y creencia.

 

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