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«La poesía es superior al poeta»

Por Jesús Cotta , 7 junio, 2014

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José Julio Cabanillas

Editorial Renacimiento

Poesía

216 páginas

12 euros

 

 

 

 

Asistí ayer en Sevilla a la presentación de Vigilia, una antología de los versos del poeta José Julio Cabanillas (Granada, 1958), a cargo de Fidel Villegas, fundador del grupo poético Númenor, que hizo del poeta una reveladora semblanza interior.

Cabanillas es uno de los mejores poetas españoles actuales. Se trata de un poeta libre que no es siervo de nada ni de nadie, salvo de Dios, que es la libertad. No utiliza la poesía en vano, sino para cantar el continuum del presente que engloba futuros y pasados en un plenum y para aumentar con cada verso el número de cosas bellas en el mundo.

Aunque es autor también de una espléndida novela titulada Benzelá, las fibras de su espíritu, como decía el presentador, están hechas de poesía, justo lo que el mundo de hoy necesita.

Lector, si estás buscando literatura auténtica que no se ha dejado cautivar por cantos de sirena, por esperanzas cortesanas, por intereses comerciales; si buscas la voz de un hombre que escribe porque, si no revienta, y dice las mejores cosas del mejor modo posible con intención de buscar la belleza y dártela toda a ti, sin obedecer a modas ni a ideologías, José Julio Cabanillas es tu poeta.

La poesía es la expresión más alta de la literatura. Unos poetas construyen con sus versos templetes orientales; otros encuentran claros de bosque; hay quien levanta dólmenes o arcos de triunfo. Pues bien, la poesía de José Julio Cabanillas labra en tablillas de traslúcido alabastro versos para alumbrar en la oscuridad y que nos conectan con lo primero, que es también lo último, y nos apartan del ruido del mundo para atender a la música de las esferas y todo en un ambiente de revelación lúcida en eterno presente con aires de eternidad.

La publicación, pues, de este libro es una noticia que merece publicarse en los periódicos. Pero lo mejor es que nos lo explique él con las palabras que improvisó en la presentación de su libro y que, más o menos textuales, copié como pude en mi libreta con la intención de transmitirla a todos los lectores.

«La poesía es superior al poeta. Un poeta es un tipo que es dócil y se deja visitar y se aparta de las distracciones para dedicarse a la poesía y se juega la vida entera a una carta. La primitiva, el éxito, le tocará a otro, pero no a él.»

«Cuando un poeta tiene estilo, es que está muerto. Un poeta lo que tiene que hacer es quitarse las escamas de los ojos para ver el mundo con el estupor de Adán al abrir por vez primera los ojos el mismísimo día de su creación»

«A mis poemas yo les he dado la vida. La otra mitad la pone el lector».

«Uno escribe porque, si no, revienta».

«Mis versos son los de un poeta raro en una época postindustrial, los de un poeta que no vive en el mundo. Si yo no fuera tan vago, tendría que escribir sobre lo que realmente es el tiempo, porque los hombres están engañados; tienen una idea mecanicista del tiempo, como de una realidad homogénea de sucesión de instantes y donde solo existe el instante del ahora. Estoy convencido de que el tiempo es el futuro y el pasado. No es un instante. Es un paño, una cosa extensa; no es un punto, sino una extensión donde todo está vivo: mi padre, mi abuelo, mi niñez… ese es el territorio de la poesía. Y ahí el poeta está solo, por mucho que lo lean. Es posible que la infancia de un hombre del siglo XIV coincida con la de un hombre del siglo XXI. Es como si hubiera un tiempo continuo siempre reencontrándose sagrado e individual y todos participasen de ello. Hopkins miraba un árbol y de ese árbol una rama y de esa rama una hoja y de esa hoja una fibra, porque el paño del tiempo es tremendamente minucioso».

«Cuando un poeta escribe, no piensa; si pensara, no escribiría. El que piensa es el lector, que muchas veces sabe mejor que el poeta dónde está el poeta, si en el sótano o en el primer piso». «La poesía no es solo música: te enseña la otra parte del mundo».

Todo esto dice el autor de versos como estos:

Más allá

Al volver de la muerte, algunos lo han contado:

hay un túnel de luz y un campo en flor

y un amigo, una abuela y un Guardián esplendente.

O dos que, cuerpo a cuerpo, al abrazarse,

flotan en la playa, salpicados de sol,

y una nube varada encuentran en sus labios.

O de pronto un almendro, al volver una curva,

puesto en pie y escribiendo

con su intacta blancura

cosas que ni él ni yo comprenderemos.

La luna que de pronto va y se ríe.

O tus dos ojos grises, mientras abres la puerta:

Papá, al teléfono.

Y una corte de monos, enanos y princesas

y un san Jorge que trota

por la pizca de luz que, de una tierra rara, al entrar, en tus ojos, te has traído.

 

Si la calidad de un poeta se mide no solo por su calidad literaria, sino también por su calidad moral, entonces podemos decir que la alta poesía de Cabanillas está a la altura de su persona.

Para quien guste.

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