La segunda mujer, de Umut Dag
Por José Luis Muñoz , 19 marzo, 2014
Esta producción austriaca dirigida por el kurdo Umut Dag, alumno de Michael Haneke en la Escuela de Cine de Viena, es realmente una película turca al cien por cien aunque la mayor parte de ella transcurra en la capital de Austria y su producción sea de ese país.
Fátima (Nihal Koldas), una mujer muy conservadora y tradicional, casa en una aldea de Turquía a su único hijo varón Hasan (Muratan Muslu) con la joven Ayse (Begüm Akkaya) en una boda de conveniencia con la única intención de llevarla a su casa de Viena, en donde vive hacinada con sus otros cinco hijos, y ofrecerla como segunda esposa a su anciano marido Mustafa (Vedat Erincin). Las buenas relaciones iniciales entre las dos esposas, basadas en el sometimiento de la nueva a la antigua, se tensan drásticamente en cuanto la joven Ayse es sorprendida en actitud poco conveniente a los principios islámicos con un empleado de un supermercado.
Umut Gad, que empieza su película en Turquía con la detallada descripción de esa boda de conveniencia, que nunca se consuma, para, a los pocos minutos, trasladarla a una Viena claustrofóbicamente musulmana—todos los personajes son turcos y sólo se relacionan entre ellos—, filma un drama familiar y costumbrista con elegancia y clasicismo—los fundidos en negro marcan lapsos temporales—, sin apenas exteriores—la joven Ayse apenas sale del reducido habitáculo en donde comparte techo con sus hijastros mayores que ella, en su mayoría—y punteado por un detallismo antropológico en la descripción de los usos y costumbres de la cerrada comunidad turca de Viena. Ese retrato veraz que hace Umut Gad de esa familia turca, regida por el matriarcado incontestable de la primera esposa Fátima, se sigue con interés creciente por parte del espectador, en buena parte por el buen trazo de sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellos—Hasan confiesa su homosexualidad a Ayse cuando ésta le requiere amorosamente; las hermanastras nunca aceptan a la recién llegada que es protegida, al principio, con uñas y dientes por su madre, la primera esposa— y el lento deslizamiento del film hacia el drama virulento en sus últimas secuencias.
La segunda mujer es un film notable que nos habla de esos mundos cerrados que existen en la vieja Europa y son como burbujas ancestrales de sus culturas respectivas, que no se mezclan con las de los países de acogida para no perder su identidad, pero hasta en esos reductos herméticos y asfixiantes, regidos por el qué dirán y un riguroso código de conducta, las convenciones empiezan a resquebrajarse en cuanto se toma contacto con la realidad de la calle.
Umut Gad, superado un bache importante del guion—el espectador tarda bastante en enterarse de que Ayse es la segunda esposa a que hace referencia el título del film, hecho que asume el realizador como una pequeña trampa—dirige con eficacia a un elenco de actores turcos que bordan los personajes que interpretan y culmina La segunda mujer con un final abierto sobre la pervivencia del matriarcado de la manipuladora Fátima.
Drama costumbrista, pero también relato antropológico, de algunas minorías enquistadas en Europa que mantienen, ajenas al entorno, sus ritos y costumbres ancestrales.
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