Lo peor es callarse
Por Trixia Valle , 7 mayo, 2019
“Estás conmigo o estás contra mí”, es una frase barata que usan las personas impositivas y manipuladoras para hacer su voluntad sin que nadie pueda decir algo en contra; y si acaso lo hiciera, de inmediato sería descalificada, al considerárselo enemigo. ¿Qué fácil no? Cubrirte las espaldas expresando con anterioridad que los ataques que puedas recibir, son por el odio de enemigos, no por errores. Así, se puede hacer lo que se quiera, equivocarse en lo que se quiera y todos a callar.
Si esta historia parece del rey del medievo promedio, la realidad es que me estoy refiriendo a una actitud en pleno siglo XXI, en el siglo de la supremacía democrática, de la libertad de expresión y del libre hacer… En México hemos regresado a partir del fatídico 1 de julio del 2018 a una era medieval, donde quien hable mal del rey, se va al calabozo con los dragones. Ante dicha amenaza, ¿cómo tener enemigos? ¿cómo tener oposición? Pues cualquier persona que se exprese mal de Andrés Manuel López Obrador será difamado, con calificativos “fifís”, “anti progresistas”, “la mafia del poder” o “enemigos del sistema”. ¿¡Qué bien no!? Entonces esta persona hará lo que quiera y todos a callar.
Sin embargo, el pasado 5 de mayo, en varias ciudades del país como Ciudad de México, Querétaro, Monterrey, Morelia, Hermosillo, León, Guadalajara, Mérida y Puebla, ante el #AMLORenuncia, cientos de miles de mexicanos salieron a las calles a pedir al presidente que renuncie y deje de dividir al país como lo está haciendo. “¡No somos fifís, somos mexicanos!”, “¡Así no AMLO!”, y “¡Fuera el socialismo!”, son algunas de las frases que se vieron en las pancartas y las consignas expresadas al unísono de la marcha. Los expresidentes Fox y Calderón se unieron a la protesta, donde todos los presentes fueron vestidos en color blanco.
Ante 150 días de malas decisiones, de arrebatos matutinos en la conferencia de prensa diaria del presidente, deforestación e incendios al abrir paso al tren maya e inseguridad en ciudades que eran seguras, la gente está molesta, arrepentida y muy resentida con las divisiones sociales que se hacen más profundas tras cada palabra “fifi” pronunciada por el presidente, la cual, es un descalificativo hacia las personas de clase media alta y alta que han tenido oportunidad de estudiar en colegios particulares, que han viajado al extranjero y que pueden vivir de forma desahogada. Esas personas, quienes con su consumo sostienen el modelo económico del país al consumir, pagar impuestos y trabajar en las empresas establecidas, son quienes le caen mal a este presidente que no atina en sus comentarios y decisiones.
Yo pienso, ¿Qué sería del país sin los fifís? ¿Acaso los comerciantes informales, los que no pagan impuestos, los que sostiene el gobierno podrían sostener el modelo económico? Yo no soy economista, pero pienso que claramente no lo podrían hacer, pues son ellos quienes se ven beneficiados por los programas asistencialistas que les callan la boca y los ojos para opinar y quienes por supuesto, no pagan impuestos y no aportan al país, al contrario, lo drenan.
Ojalá un día fuéramos como Noruega, en donde quien recibe programas de asistencia del gobierno, no tiene derecho a votar al considerarse que sería una manera de comprar votos e impedir la democracia… pero mientras esto sucede, México duerme…
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