¿Por qué tenemos que valorar el conocimiento? La escuela se configura como un centro para el aprendizaje, no para que juzguen tu aprendizaje. El sistema establecido de exámenes no hace sino alterarnos física y moralmente, no nos ayuda realmente a aprender. En palabras de María Acaso este sistema no funciona, si lo que buscamos es el aprendizaje de nuestros alumnos.
Por experiencia personal puedo decir que los exámenes no hacen si no frustrar las ganas de aprender y que la manera en que se realizan, actualmente casi todos los días se tiene algún que otro examen, dificulta el aprendizaje real, simplemente ayuda a aprender contenidos para devolverlos al día siguiente con la consiguiente desmotivación y fracaso escolar. Vivimos un momento donde nuestro aprendizaje está acotado por las preguntas del examen de turno, fuera de eso, los alumnos ni se molestan, porque, total, no entra para examen. Ya les da igual si les gusta, no les gusta, aprenden o no, el hecho es que hay que pasar el examen y conseguir nota para luego poder seguir en la misma situación. Esta falta de libertad en el aprendizaje y este sometimiento a diferentes evaluaciones es lo que está provocando, entre otras cosas, la destrucción del sistema educativo.
Y no es un problema de los estudiantes, ni siquiera de los docentes, es un problema de arriba, de la interpretación de leyes poco adecuadas a la realidad y poco flexibles.
Si atendemos al término exacto de evaluación, que es lo que hacemos con exámenes, veremos que no es otra cosa que medir o valorar algo respecto a unas directrices para seguir una norma. En este caso, la norma o ley de educación (que cambia cada dos por tres), y donde los criterios a evaluar también van cambiando, y donde, además no entendemos porque nadie tiene que juzgar nuestro conocimiento. Y todo, con la excusa de que mejora la calidad educativa. ¡Qué se lo digan al informe PISA! Año tras años evalúan a los estudiantes españolas con unos criterios de evaluación que no se corresponden con la normativa española y que por tanto no pueden medir nuestra calidad educativa, porque no tiene nada que ver con nosotros.
Nuestras evaluaciones se pueden dividir en tres tipos: por un lado una evaluación inicial de los conocimientos, por otro una evaluación formativa durante cada curso y por último una evaluación sumativa de todo el proceso educativo. Nos invaden los juicios sistemáticos de valor por parte de docentes que siguen normas que cambian constantemente y donde no da tiempo a instaurar un sistema lógico de aprendizaje/enseñanza. No se puede evaluar sobre la marcha y decidir el futuro de nadie en estas circunstancias.
Quiero que veáis el siguiente vídeo, con subtítulos en español para comprobar el efecto de los exámenes:
Clara Cordero Balcázar.
Asesora pedagógica en www.agorabierta.com. Experta en innovación educativa.
Maestra de educación infantil especializada en la creatividad, tecnología aplicada a la educación y la motivación hacia el aprendizaje.
Crítica literaria en www.literatil.com, web de reseñas de LIJ.
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