Los profesores y la huelga general educativa del día 9 de marzo
Por Carlos Almira , 7 marzo, 2017
Como profesor de instituto, estoy llamado a ponerme en huelga toda la jornada laboral del próximo día 9 de marzo. Aunque coincido en que hay motivos sobrados para parar, no ya la enseñanza, sino toda le economía del país, no voy a secundar este llamamiento por los siguiente motivos:
Primero, por qué a mí nadie me ha preguntado nada al respecto, no ya para informarme sino para conocer mi opinión y las modestas aportaciones y sugerencias que acaso, podría haber hecho. Ni a mí ni a ninguno de mis compañeros, que dan clase. Como parte implicada, creo que era lo mínimo que en una huelga, planteada no sólo en asambleas informativas, sino también democraticamente, debería hacerse. Si se hubiese hecho así, y luego votado, yo hubiese aceptado la decisión de la mayoría.
Segundo, porque los profesores somos, hemos sido, y mucho me temo que vamos a seguir siendo, el convidado de piedra de todas las leyes educativas, en este país. ¿Cuántos maestros en ejercicio este mismo curso, va a haber en las comisiones que elaborarán la próxima ley educativa en el parlamento? Ninguno.
Tercero, y tendiendo en cuenta lo anterior: porque nosotros, los trabajadores de la enseñanza, somos los únicos llamados a pagar económicamente esta huelga, como todas las que se han hecho y se harán. A los que no han contado con nuestro parecer, si no me equivoco, les sale gratis. A mi no me importa perder un día de trabajo y de sueldo por mis alumnos, cuya causa es justa y urgente, y a los que se les niega un futuro digno y justo. Pero no son mis alumnos los que me han convocado. Por ellos, sí que iría.
Y cuarto: porque al día siguiente, todo va a seguir exactamente igual en nuestro día a día, como trabajadores de la tiza. Que se pongan en huelga los técnicos y los expertos en educación.
Yo no. No así.
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