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Los Zigarros, sin ti

Por Javier Gil , 27 abril, 2014

(Crónica de dos conciertos en 24 horas)

 25 y 26 de Abril. Viernes y sábado en diferentes localidades de Barcelona. Terrassa y Reus. Ambas noches, un grupo de rock and roll se subió al escenario dispuesto a matar. Cada uno de los componentes miraba a su alrededor buscando la complicidad, esperando la señal. Ovidi (voz y guitarra), Álvaro (guitarra), Adrián (batería) y Natxo (bajo). Son individualidades puestos en orden, sin ningún requisito de observatorio musical, nada de academias donde el solfeo anula la creatividad y, demasiadas veces, la libertad. El rock and roll existe.

Ahí no estabas tú. Te eché de menos. No me hizo falta pasarte a buscar porque estaba asegurada tu ausencia. Pasé lista en la llamada que te hice días antes. Te lo quisiste perder. Lo peor de todo es que extrañaba tu mano, tu movimiento al bailar. My generation, Lucille, Somethin’ Else, Desconfío, You really got me, American Girl y Rock and Roll Radio se mezclaban con canciones del propio grupo.

zigarros

A mi lado estaban las típicas chicas que se piensan mariposas del salto rítmico, pisándome y, de vez en cuando, alguna gota de cerveza salpicaba mi brazo del vaivén. Seguramente, si hubieras estado presente me hubieras defendido ante tal daño humano.

Me daba rabia que no fueras testigo de dos noches como hacía tiempo que no sentía. Rock and roll. Esa es la frase. Álvaro es capaz de moverse, de doblarse constantemente como una lagartija con una guitarra en las manos. Los dedos se movían tan rápido que daban ganas de parar ese momento para que no se fuera jamás. Adrián y Natxo son mundo aparte. Llevaban el compás y sin ellos esta banda no sería la misma. Miradas cómplices, sonrisas de esas que dicen “Actitud”. Ovidi hace el resto. Es incapaz de quedarse quieto y ves que sus piernas bailan, se retuercen de un lado a otro porque lo lleva en la sangre.

Siendo sinceros, chica desaparecida, por ahora no encuentro banda que sea capaz de mover a cientos de personas como lo hacen ellos. ¿Te acuerdas las veces que ansiábamos una banda como ésta? ¿Las noches que las cervezas se nos calentaban, nos sabían a nada porque lo del escenario no nos decía nada?

No creas que me olvidaba de ti, en cada canción por mi cabeza rondaba una escena de nuestras vidas. Daba igual la letra, el sudor de la sala, todo igual. La verdad que el orden de las canciones no fue el que te relataré ahora pero en fin… Escenas.

Cayendo por el agujero: Las tardes de verano que te iba a buscar en moto y te abrazabas con miedo, con una sonrisa mientras te cantaba canciones de los Rolling.

Hablar, hablar, hablar…: Entendía porque nos gusta el rock and roll.

No obstante lo cual: Bilbao. Cogiste una raqueta y la rascaste moviendo la pierna cual Angus Young.

Desde que ya no eres mía: Sin comentarios…

Tras el cristal: La noche que decidimos no ser de este mundo.

Voy a bailar encima de ti: ¿Me dejas hacértelo una vez más?

Como un puñal: Prometo que al escuchar esta letra, no pensé en ti. Bueno, sí.

¿Qué harás amor?: Chuck Berry y tú pidiéndome en fin de año bailar un rock.

Dispárame: Estaba a punto de llamarte y gritarte: acaba conmigo.

Antes de los muertos: Por las veces que hemos brindado y querido cambiar la rutina que nos ahoga. Por las aventuras futuras.

Después de aguantar durante cierto tiempo, la música de las radio fórmulas, la televisión apostando por triunfitos, algunos apuestan por rebelarse ante tal dictadura. El rock no hay que ocultarlo y ellos saben cómo salvarlo, al menos se exponen al mundo.

Todo esto pasó en 24 horas. Ocurrió gracias a un grupo llamado Los Zigarros. Con Z, no te equivoques. Los Zigarros, sin ti.


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