Manuel Pozo o como escribir buenos relatos a partir de los 50
Por Fermín Caballero Bojart , 26 mayo, 2017
Una mañana de 2008, mientras indicaba a los montadores donde colocar el mueble que le acababan de llevar a casa, sonó el teléfono móvil y al descolgar le comunicaron que el relato Violeta sabe a café había resultado el ganador del XXXI Certamen Literario Bustarviejo. Con la inmensa alegría de un hombre al borde de los 50, Manuel Pozo, se abrazó a uno de los montadores. Recibía su primer premio literario.
Con el mismo título de aquel primer reconocimiento, Premium Editorial publicó el pasado mes de marzo parte de la obra del cuentista madrileño. Una antología de relatos premiados a lo largo de nueve prolíficos años dedicados a los que buscan la paz. Títulos que quedarán vinculados para siempre a convocatorias como la del XIII Concurso Cuentos sobre ruedas (La fuga del veintitrés de diciembre –primer premio-), el XXXIV Concurso de Cuentos Puente Zuazo (Edinka), el XXI Premio Literario “Roger de Llúria” (Los héroes del Cuatro Vientos) o el XXIII Certamen Literario Villa de Iniesta (El primer beso de Sofía Rotesbild –segundo premio-). Obra que el autor firmará en la caseta 242 de la 76ª Feria del Libro de Madrid el domingo 28 de mayo a partir de las 13:00 h.
Conocer a Pozo fue una propuesta interesante para acercarse a su estilo. Una forma de escritura trabajada a diario, bien en el taller de escritura Primaduroverales (entré en el taller en 2007 y desde entonces escribo con más seriedad), bien en solitario, siempre buscando al personaje hasta exprimirlo, adentrándolo en su historia, en un cuento que absorbe al lector, que lo desvela. Conocer a Manuel fue conocer a héroes anónimos del 11M, heroínas de carne y hueso, despojados de ataduras, renunciando a sus vidas, declarándose ante unas líneas de amor, de vida o de muerte. Mostrando sus muros, sus miedos, los que levanta la guerra en el ser humano para siempre, me dice seriamente Manuel, mientras desayunamos con Violeta sabe a café sobre la mesa del bar. Es un tipo que habla pausado, pensé que mis relatos nunca le iban a interesar a nadie, y que te den un premio o una mención significa mucho para un autor que empieza. Me confiesa un cierto caos a la hora de escribir, y su preferencia por el ordenador antes que por el bolígrafo, pero cuando me bloqueo me paso al papel, y me voy a una cafetería llena de ruido. Manuel, ¿cómo se escribe un relato ganador? Nunca sabes que va a suceder, y a veces te llevas grandes sorpresas. Puedes insistir con un relato que consideras buenísimo y, sin embargo, sin saber por qué, no tiene acogida entre los lectores. Yo no he descubierto todavía dónde está el misterio.
Terminando nuestro café y antes de pagar le pido unas recomendaciones para alguien que se presenta a un concurso por primera vez, no pensar en el concurso. Hay que escribir lo que a uno le sale de dentro, algo que te emocione y que emocione al lector. Los premios en los concursos ya llegarán, si llegan, porque tener un relato premiado a veces no significa que sea bueno. Y al contrario, todos los escritores de relatos tienen buenos cuentos sin reconocimiento. Nos despedimos, y le doy la enhorabuena por su obra recién publicada, el mejor premio para un escritor es que le lean. Que un lector le identifique o se ponga en contacto con el escritor y le diga que le gustó mucho lo que escribió, que le emocionó, que significó algo. Y antes de separarnos me recuerda que el domingo 28 de mayo estará firmando en la caseta 242 de la Feria del Libro de Madrid a partir de la una de la tarde.
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