Marte en febrero: tres misiones casi simultáneas
Por Juan F. Trillo , 9 febrero, 2021
Una de las contrariedades del estado de singularidad sanitaria que estamos viviendo es que muchos acontecimientos relevantes que están ocurriendo ahora mismo pasan casi desapercibidos. Como la llegada casi simultánea a Marte de tres sondas enviadas por los EE. UU., China y los Emiratos Árabes Unidos, que está teniendo lugar estos días.
Todos estos países han hecho notar a la opinión pública que no se trata de ninguna carrera, que no hay competición entre ellos, sino cooperación entre las distintas agencias espaciales involucradas. Pero por mucho que se esfuercen en transmitir buen rollo, a estas alturas de la historia todo el mundo los mira con un punto de desconfianza y pensando: “Sí, seguro”.
Aunque, bueno, hay una razón técnica para esta coincidencia de fechas: todas las sondas fueron lanzadas casi a la vez, en julio del año pasado, 2020, dado que era el momento óptimo para hacerlo, el momento en que la Tierra y Marte se encontraban en su posición más favorable, algo que solo sucede cada dos años aproximadamente.
La primera sonda en llegar ha sido Al-Amal, Esperanza, en árabe, que entrará en el espacio orbital marciano hoy mismo, a eso de las cuatro y media de la tarde aproximadamente. Será un momento de gran significado para los ciudadanos de los Emiratos, pues coincide con el 50 aniversario de la unificación del país. A diferencia de las sondas norteamericana y china, que aterrizarán sobre la superficie, la sonda Al-Amal tiene como misión orbitar Marte durante todo un año marciano, o seiscientos ochenta y siete días. El objetivo a largo plazo de la agencia espacial de los Emiratos es llegar a establecer un asentamiento permanente en el planeta rojo, algo que prevén lograr en unos cien años, aproximadamente.
La segunda en alcanzar el planeta rojo —mañana mismo, sin ir más lejos— será Tianwen-1, o Preguntas Celestiales-1, con la que China pretende quemar etapas y ponerse a la altura de su competidor (ya, ya sé que no es una competición) más inmediato, los Estados Unidos de Norteamérica. Curiosamente, Tianwen-1 no tiene prefijado el lugar de aterrizaje, sino que lo elegirá durante su órbita sobre la región denominada Utopía Planitia, una llanura al norte del planeta, donde ya aterrizase el Viking 2, allá por el siglo pasado, en 1976.
Los últimos en llegar —una semana más tarde, el día 18 de febrero— serán los norteamericanos, aunque tal vez conscientes de ello (y a pesar de que no se trata de ninguna carrera, insisto), aterrizarán sin más preámbulos. Nada de órbitas previas; en su caso la Perseverance se dirigirá directamente a la superficie, confiando en la baja densidad atmosférica y en el potente escudo térmico del que va provista para llegar al suelo marciano sin problemas. El lugar elegido será el cráter Jezero, que tiene unos 49 kilómetros de diámetro y se cree que en su día —hace unos mil quinientos millones de años— estuvo lleno de agua.
La misión Perseverance mostrará el músculo tecnológico de la NASA: temperatura del aire en la entrada atmosférica, 1600 grados centígrado; velocidad de entrada, 21000 kilómetros por hora; paracaídas de 22 metros de diámetro para frenar la entrada; a 21 metros de la superficie una grúa dejará caer al rover —una tonelada de peso— a tan solo 3 kilómetros por hora, más o menos la velocidad a la que caminamos cuando damos un paseo suave. Coste del proyecto: 1600 millones de dólares.
Van a ser momentos muy emocionantes, no cabe duda, y desde El Confidencial procuraremos ofrecer información puntual de cómo evoluciona cada una de estas tres misiones, de estos tres países entre los que hay excelentes relaciones y de la que no es, repito, no es una carrera espacial en absoluto.
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