Más allá del urinario
Por David Acebes , 1 noviembre, 2015
Leo en el periódico que se ha inaugurado una muestra de Joan Miró en Barcelona, una exposición titulada Miró y el objeto que presenta más de cien obras que el autor español (o catalán) realizó a lo largo de más de sesenta años.
Me sumerjo en la noticia y encuentro, sorprendido, la siguiente declaración de principios: «Servirme de las cosas encontradas por divino azar, hierros, piedras, como me sirvo de un signo esquemático dibujado por azar sobre el papel o de un accidente ocurrido también por azar. Es tan solo esto, esta chispa mágica lo que cuenta en el arte».
Imaginen, por un momento, mi estupor. ¿Acaso soy el único que se da cuenta de que este presunto método creativo es a todas luces una patochada? ¿O, por el contrario, me estaré equivocando y lo cierto es que Miró nos está ofreciendo post mortem una auténtica lección de arte? ¿Una lección magistral que los demás no vemos? Indaguemos al respecto.
Si miro al techo, ¿qué es lo que veo? Esto.
Para un profano en la materia, esto no sería más que un fragmento de techo. Pero, si aplicamos el método Miró, ¿podríamos considerarlo materia artística? ¿Estoy loco o no ven ustedes una réplica postmoderna del cuadro Carne de gallina inaugural de Salvador Dalí? Vean:
A mí sí que se me pone la carne de gallina y siento, como si fuera la primera vez, lo que Miró llamó chispa mágica. Parafraseando a Oscar Wilde, que a su vez invirtió la máxima de Heráclito, diría que la naturaleza [muerta] imita al arte…
Y es que, por aplicación del método Miró, cualquier objeto puede ser susceptible de convertirse en obra de arte. Sin ir más lejos, puedo levantarme, ir al baño y encontrarme, de bruces, con este elegante sujeto:
¿Soy yo o no es el mismísimo Fernando Pessoa, el gran poeta portugués, el que me está indicando el camino al urinario?
Estoy consternado. Veo arte en todas partes. En y más allá del urinario… como el de Marcel, claro.
Y ahora que hablamos de urinarios, ¿por qué será que un amigo me acaba de mandar, desde tierras palentinas, la foto de un zurullo?
No sé que me querrá decir… Aunque… Esperen un momento. Ahora que lo pienso… No es un simple zurullo. Pardiez. Es una foto artística… ¿No sienten la chispa mágica? Es una cara que asoma… Los matojos son los ojos, la paja es el pelo y el zurullo artístico esconde una tristísima sonrisa…
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