¡Más humildad, Pablo!
Por José Luis Muñoz , 9 junio, 2015
Deberían analizar con lupa los dirigentes de Podemos los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas, y, una vez realizado ese detallado escrutinio, darse un baño de humildad. El ansiado sorpasso al PSOE, su sueño para asaltar el cielo, no se ha producido ni de lejos, y aunque la novísima formación tiene un buen resultado, parece estancarse en ese 15% que sacaron en las andaluzas y están muy lejos del deteriorado PP. Deberían tener en cuenta, además, que los mejores resultados los han obtenido, al menos los más espectaculares por cuanto a la relevancia de las ciudades, en las municipales celebradas en Madrid, Barcelona y Valencia, para darse cuenta de que cuando convergen con otras formaciones de izquierda y con personalidades independientes (Ada Colau, Manuela Carmena) los votantes se multiplican. Y sacar la conclusión de que no todo pasa por Podemos.
Estos días el candidato a la presidencia por parte de Izquierda Unida Alberto Garzón ha tendido la mano a Podemos para converger en una potente marca electoral que sume todas las fuerzas progresistas a la izquierda del PSOE y así, sí, asaltar los cielos. La respuesta de Podemos ha sido un NO decepcionante y muy poco meditado y que imagino está muy ligado al narcisismo de los dirigentes de la novísima organización política. Izquierda Unida, a la que Podemos pretende devorar, se mantiene en algunos reductos de Andalucía y del norte de España con una resistencia numantina. Si sumáramos, como pretende el razonable dirigente de IU las mareas atlánticas de Galicia, Compromís de Valencia, las CUP, IU y Podemos en una Candidatura de Unidad Ciudadana, la izquierda de este país podría conseguir su sueño de llegar a la Moncloa, y si no son capaces de aunar esas fuerzas progresistas por personalismos, si no son capaces de soterrar líderes, siglas y banderas, la decepción de la España progresista va a ser mayúscula y la responsabilidad del fracaso va a ser de esas elites políticas que tienen escasa cintura.
Estudie detenidamente la más que razonable propuesta de Alberto Garzón, señor Pablo Iglesias, no la desprecie con esa soberbia contundencia y sea más modesto y realista. El cáncer de la izquierda es el infantilismo, la desunión y el personalismo.
¡Más humildad, Pablo!
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