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Menos la guerra

Por Oscar M. Prieto , 3 febrero, 2022

Podría alimentarme sin miedo de esta luz. La mañana es soleada y el cielo será azul. Sólo el invierno es capaz de crearla así. Si pudiera hacer vaso de las manos, la bebería seguro de que todo en ella es salud. El tiempo se ha escapado del reloj y no se le oye. Levantaría mi cabaña en esta calma y viviría aquí, en este instante que no conoce la melancolía del domingo. La luz del sol vale más que el pensamiento de todos los filósofos –dice Alberto Caeiro, una de las ramas por las que Pessoa brota–, porque la luz del sol no sabe lo que hace y por eso nunca se equivoca y es común y buena. Para este poeta y pastor, pensar es estar enfermo de los ojos y asegura que: «Aquel que tiene flores no necesita a Dios». La luna es menguante y el día propicio para podar rosales.

Las flores, tan sutiles y de apariencia frágil, son un buen escudo cuando la realidad se inflama con ánimo guerrero. Hay otras formas de navegar los temporales cuando la realidad se pone brava y el viento amenaza con hacernos naufragar.

Houllebecq nos ofrece la distancia. «Es un mapa a escala 1/200.00, sobre todo si es un mapa Michelín, todo el mundo parece maravilloso; las cosas se estropean en un mapa a mayor escala: se empiezan a distinguir complejos residenciales, hoteles, infraestructuras de ocio. A escala 1/1 te vuelves a encontrar en el mundo normal, lo cual no tiene ninguna gracia». Distancia que entiendo no como una huida, más bien como la perspectiva que nos da la dimensión, que nos salva del error de hacer grande lo pequeño.

Otra estrategia es el orden. Frente a lo azaroso, levantar una muralla de templanza y armonía como el vocabulario que describe los elementos que conforma un templo griego: estilóbato, acrótera, triglifo, peristilo, crepidoma, metopa, columna.

Personalmente, yo me quedo con el sabio consejo de Arquíloco: No dejar que turben nuestro corazón pesares invencibles, resistir al contrario ofreciéndole el pecho de frente, no ufanarse si se sale vencedor. Que no importen demasiado a nuestra dicha en los éxitos, nuestra pena en los fracasos. Comprender que en la vida impera la alternancia.

Cualquiera opción vale. Cualquiera que nos salve de una guerra.

Salud.

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