‘Merlí’ (T1): El pensamiento crítico adolescente
Por Ivan F. Mula , 8 diciembre, 2015
Poco a poco, la ficción en nuestro país está dando pasos adelante en cuanto a la calidad de sus productos televisivos (y no necesariamente hablamos solo de factura), rompiendo, por fin, ese techo de cristal que nos impide medirnos con el mercado internacional. Podríamos poner, afortunadamente, ya muchos ejemplos, al final y al cabo, nunca se trató de un problema de falta de ideas o de talento, sino de formatos con duraciones excesivas y nula libertad creativa. En este sentido, da la sensación de que TV3 (Televisió de Catalunya) está cogiendo un poco la delantera al resto de emisoras con propuestas tan exitosas como Polseres vermelles, Cites, El crack y, por supuesto, la más reciente y también sobresaliente: Merlí.
Merlí es una reinvención madura de las series de instituto de siempre a las que se le añade un componente de reflexión y profundidad algo inéditos en el género, usando como excusa la influencia de un profesor de filosofía en un grupo de jóvenes. Interpretado de forma magistral por Francesc Orella, este maestro revolucionará su forma de pensar, de ver el mundo, los estimulará y les dará las claves para tratar de ser mejores personas.
Lo más interesante de la historia escrita e ideada por Héctor Lozano es que, siendo los adolescentes sus protagonistas y su público objetivo, está contada con suficiente seriedad y cuidado como para interesar a espectadores de todas las edades. Y, aunque a veces peca de idealista, tiene la valentía de generar debate tratando conflictos tan vigentes como: la aceptación de la homosexualidad, el acoso escolar, los riesgos de las nuevas tecnologías, los apuros económicos de algunas familias y, en general, los problemas entre padres e hijos en una sociedad con diferentes modelos de familia. Y todo ello abordado de cara, sin tapujos ni medias tintas, con un lenguaje adulto y situaciones tan crudas o tan explícitas como la propia vida.
La aparición de una serie como ésta era tan necesaria que la audiencia juvenil ha respondido masivamente, quizás agradecida, al fin, de que se les trate como individuos inteligentes. Cada capítulo está basado en el pensamiento de un filósofo distinto del que se explican unas nociones básicas y sobre el que estarán relacionadas las diferentes tramas. No sabemos si esto conseguirá que los chavales se interesen de verdad por la filosofía o que se la saque de una vez del rincón del sistema educativo al que se la ha marginado, pero lo que está claro es que el mensaje de que no hay que conformarse con todo lo que nos viene dado calará hondo.
A todo esto, hay que sumarle una realización excelente, un casting de actores perfecto y una mezcla asombrosa de humor, drama, realismo y entretenimiento que hacen de Merlí un verdadero bombón televisivo. Esperamos que lleguen pronto un puñado de nuevas temporadas y que dé el salto al ámbito estatal porque la aparición de una serie así en nuestras parrillas ha marcado un antes y un después, convirtiéndose, en solo unos meses, en una presencia imprescindible.
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