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Nacho Vegas vuelve y se resitúa

Por Adrián Magro de la Torre , 21 abril, 2014

El cantautor asturiano firma con “Resituación” lo que podría ser un nuevo cambio de rumbo dentro de la mirada, gracias, a la traslación de su propia voz a diversos personajes, cotidianos, del día a día, con los que todos nos hemos cruzado alguna vez. Sin embargo, no nos llevemos a engaño: su estilo sigue siendo su estilo, Nacho Vegas sigue siendo Nacho Vegas. 

Nacho_Vegas

Originario de Gijón. Ex Manta Ray. Escritor de la tristeza. Poeta maldito. Nacho Vegas es un músico que tiene muy claro el camino a transitar, lo cual, le ha convertido en uno de nuestros más célebres –y originales– compositores, una rara avis capaz de aunar música y letra y crear canciones inmortales –no todas lo son. Y no lo digo yo, sino el éxito y respeto que desde siempre ha tenido, tanto por parte de la crítica como del público. Recuerdo que llegó a mis oídos (salvo algún tema aislado que se cuela y no sabes muy bien de quién es, como “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, su himno al paso del tiempo) cuando escuché “El tiempo de las cerezas”, buscando a Enrique Bunbury y encontrándole a él, y su manifiesto desastre, su zona sucia, su desaparezca aquí, y, sobre todo, sus cajas de música difíciles de parar.

Su personalidad es única. Su estilo, invariable. No obstante, es cierto que parece más optimista que antes, incluso populista, un Nacho para todos los públicos, y que los temas que trata en “Resituación” (resultado del germen creado en “Cómo hacer crac”, título que ya daba buena cuenta de sus futuras intenciones) han podido variar: ese (des)amor cruel y desesperado tan marca de la casa ha dado lugar a una posición combativa política y social, ya trabajada en algunas de sus anteriores canciones, como “Nuevos planes, idénticas estrategias”. Como curiosidades “técnicas” a añadir, en este disco Nacho ha prescindido de doblarse la voz, como había acostumbrado a hacer en otras tantas ocasiones, atreviéndose a mostrar su –no tan limitado– registro tal y como es. El uso de las palmas también es muy recurrente en varias de sus nuevas canciones, al igual que el peso que le ha otorgado al ukelele dentro de la instrumentación, aunque no intente abusar de él en exceso. Sin embargo, y tal como ha expresado el autor, le gusta mucho su sonido, un sonido que no puedes obtener mediante una guitarra. Totalmente de acuerdo.

A continuación, haré un breve repaso de las canciones que componen “Resituación”, a modo de guía u opinión:

  1. INDEFENSOS: Primera emoción. Canción instrumental que abre el disco. En mi opinión, un corte más que perfecto que anticipa en gran medida todo aquello que se va a escuchar.
  2. ACTORES POCO MEMORABLES: Single o primer adelanto, que cuenta, a través de cinco personajes, diversas historias de gente, digamos, poco afortunada, o simplemente patética. Como curiosidad, en la misma se cuela Nachín. ¿El propio Nacho Vegas? Él dice que no.
  3. POLVORADO: Primera canción que podríamos denominar como himno, sólo hay que dejarse llevar por su gran y pegadizo estribillo: “Polvo somos, lo sabemos, y en pólvora, nos convertiremos”. Cuenta, a su vez, con los coros del Patio Maravillas y Ladinamo.
  4. RAPAZA DE SAN ANTOLÍN: Canción de pura admiración hacia Lorena Álvarez (cantante asturiana), de quien afirma el propio Nacho, es el resultado de la perfecta unión entre lo tradicional y lo moderno.
  5. CIUDAD VAMPIRA: Tras una intro de Mursego, la canción da comienzo (inspirada a su vez en el “Devil town” del músico Daniel Johnston). En ella, Nacho deja entrever su lado más optimista a través de la ciudad más triste de toda España: Gijón. Así lo expresa: “Vivo en la ciudad más triste que jamás / una mente triste pudo imaginar […] Saldremos esta noche a destripar / y exigir que nos devuelvan la ciudad”.
  6. RUNRÚN: Segundo himno del disco, siendo además la canción con las intenciones y/o mensaje más claro: “Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”. A lo que habría que decir/aclarar que, en la misma, se cuelan los llamados “gigantes de azul”, que, en contra de lo que uno puede pensar, no son policías. Las dudas, al autor.
  7. ADOLFO SUICIDE: Adolfo P. Suárez, personaje y gran amigo suyo (pintor y diseñador de la portada de su disco “La zona sucia”), quien, en palabras del propio Nacho, ha intentado suicidarse alrededor de siete veces, fracasando en todas ellas. Bonito homenaje, y uno de los mejores temas del disco.
  8. LUZ DE AGOSTO EN GIJÓN: Este corte se nos presenta como el corte más Nacho Vegas (tristeza, perdón, nostalgia) de todo el disco, donde se muestra, en el fondo, y aun habiendo escuchado antes “Ciudad Vampira”, todo el cariño que le tiene a su ciudad natal. (Dicha canción, a su vez, puede recordar a “Ocho y medio”, de su disco “Desaparezca aquí”.)
  9. LIBERTARIANA SONG: Es un grito al cambio, fuerte y directo. Básicamente nos está diciendo que si algo no te gusta, por qué coño no lo cambias. A su vez, defiende la justicia social mientras se ríe de algunos modelos como la meritocracia. Nacho prueba a juntarlos y, de forma irónica, incluso implosiona el edificio de la RAE.
  10. UN DÍA USTED MORIRÁ: Vuelve el optimismo. Aquí Nacho llama al cambio, se queja de la gente que no reacciona ante lo que sucede a su alrededor: “Y otro idiota me dice: ¿qué más le da, si un día usted morirá?”. Para sorpresa de propios y extraños, se puede incluso bailar.
  11. LA VIDA MANCA: Canción río. Final del disco. Broche de oro. A través de una narración que no se detiene un instante, que va de la realidad al sueño y viceversa, el oyente nunca sabe qué es verdad y qué es inventado.

*Este artículo ha sido escrito en gran medida gracias a la ayuda de mi hermano Alejandro, melómano de profesión.


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