Nibali acaricia el Olimpo
Por Fermín Caballero Bojart , 24 julio, 2014
Tour de Francia 2014. Nibali a la espera de la salida de la etapa 15 entre Tallard y Nîmes. Foto: ASO/B.Bade
A Salvatore Nibali no le tembló el pulso a la hora de romper la bicicleta a su hijo Vincenzo, porque el pequeño escualo siciliano se había peleado en el colegio. Lágrimas que solo cedieron cuando la volvió a soldar. De profesión barnizador a su hijo le dejó una pátina en el cuadro, no sé si ejemplar pero sí imborrable, que aún perdura. Sicilia no daba para más y hasta los catorce apenas pudo montar de verdad con los cadetes de la isla. Y cómo tarado por un trauma infantil, medroso a las peleas de escuela, ha pedaleado por Hautacam, dejando atrás a los críos que aún tienen mucho que aprender.
Rencillas deportivas que le hicieron quitarse las gafas a Valverde para no descuidarse demasiado. Hace su carrera y tiene el pódium a tiempo. Quince razonables segundos le separan del segundo puesto de la general que ha cedido hoy y que pueden ser todo o nada, dependiendo de que mañana se llegue en pelotón a Bergerac y que el sábado, durante los 54 kms de contrarreloj hasta Periguéux, el viento soplé a favor del español.
Todo parece cortado por el patrón Destino y si vence Nibali convertirá en el sexto ciclista en vencer las tres grandes vueltas. Club delicado al que solo tienen acceso Anquetil, Merckx, Gimondi, Hinault y Contador. Tras la exhibición pirenaica quedará para los entendidos valorar, en el limbo de los imaginarios, si el estado de forma de Nibali habría sido suficiente para afrontar a Contador y Majka, y rizando el pedal, si hubiera habido una pelea a muerte entre Froome, Contador y el italiano. Tinkov parece tenerlo claro, aunque también jugó a las cartas de amor como Vinokúrov. Cartas que deberían haber esperado por que denotan falta de gratitud, confianza y profesionalidad, por el respeto que se debe a un ciclista que está compitiendo y preparando el Tour.
Las estrellas de la etapa fueron el pundonor de Peraud, el coraje de Pinot, el agarre de Van Garderen, que se fueron por delante en la subida final, el sufrimiento de Valverde, la modestia de Majka que conservó el maillot de lunares, con entrar tercero le valía, y desde luego el espectáculo de Nibali que podría haberse limitado a aguantar atrás, lo que me hace pensar que sea su divina respuesta al patrón kazajo y entre líneas a la prensa inconformista y dubitativa. Todos ellos jugándose el prestigio, como merece el Tourmalet (subido por la vertiente más dura), la general como merece un tour y todos haciendo grande un deporte que sigue levantando pasiones en el sur de Francia, donde los aficionados son capaces de cualquier cosa. Los corredores lo saben y a ellos quedan expuestos, vigilando para que nada raro se entorpezca en su trayectoria hacia la cima.
Astana no se dejó sorprender en el descenso del Tourmalet, donde Valverde atacó, por delante le esperaban Izaguirre y Herrada, pero la osadía no fue lo suficientemente mordaz y le cazaron antes de que abriese la brecha. Más adelante Nieve y Kadri, supervivientes de una veintena de fugados, ya escalaban la última condena de este Tour. Día sin gloria para el español, que cuando levantó la cabeza para ver cómo le adelantaba Nibali le había sacado diez bicicletas y se plantaba en solitario en la meta de Hautacam.
Mañana etapa de 208 kms entre Maubourguet y Bergerac, con 164 corredores en carrera ya que con la expulsión de José Joaquín Rojas, por descender el Tourmalet al abrigo de los coches, son 35 los hombres que han tenido que dejar la carrera. En lo que va de siglo la media de abandonos se mantuvo en torno a los 38 corredores. 2003 fue el más castigador con 51 bajas y 2010 el más benévolo con 28.
Clasificación general:
- NIBALI V. AST 80h 45′ 45”
- PINOT T. FDJ 07′ 10”
- PÉRAUD J. ALM 07′ 23”
- VALVERDE A. MOV 07′ 25”
- BARDET R. ALM 09′ 27”
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