No hay medallas para Isabel Pantoja
Por María J. Pérez , 1 noviembre, 2014
Para afear el comportamiento de unos y otros, esos que parecían ser ejemplo de virtudes, la sociedad decide, con buen criterio, retirar sus reconocimientos públicos a quienes no son meritorios de tales consideraciones.
Y si en su día el icono del ciclismo, el estadounidense Lance Armstrong, fue despojado de sus siete títulos del Tour de Francia y suspendido de por vida por dopaje, o los duques de Palma han sufrido su particular escarnio público como veto a su imputación en el caso Nóos, hoy son noticia otros personajes conocidos por la misma cuestión.
Y es así, como el entredicho “muy honorable” Jordi Pujol dejó de serlo cuando renunció a todos los cargos honoríficos este verano, así como a todos los privilegios derivados de su condición como ex presidente, tras hacerse pública la fortuna oculta que ha mantenido durante 34 años en paraísos fiscales, con la consiguiente retirada de prerrogativas.
El pasado 23 de octubre, el municipio jienense de La Carolina decidió retirarle al político Rodrigo Rato la distinción de “alcalde honorario” al igual que la Universidad de Alicante ha decidido hacer lo mismo con el título “honoris causa” que iba a concederle, debido a su imputación en el caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid.
Ahora le toca el turno a Isabel Pantoja, que se queda sin Medalla de Andalucía por decisión de La Junta y que le fue concedida en 2002 por «pasear con orgullo el nombre de Andalucía por todo el mundo”, como consecuencia de su condena por blanqueo de capitales.
Esta defenestración pública, es el efecto directo de los actos indignos de este tipo de personas que no son merecedores de medallas y honores y que en modo alguno deben ser aplaudidos ni mucho menos consentidos, sino por el contrario deben ser objeto de rechazo y castigo.
Pues es bien sabido que los títulos honoríficos reconocen una serie de cualidades individuales o colectivas como ejemplo, entre otros, de solidaridad y trabajo en beneficio de los demás ciudadanos, y no se ajusta con la realización de hechos delictivos como los que se imputan, esta vez a Pujol, Rato o Pantoja.
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