Nosotros creamos el juego

Imagen By Clara Cordero

De cómo el juego nos beneficia en todos los aspectos es algo que todos tenemos claro. Desde bien pequeños nuestra curiosidad trata de materializarse y llevarse a la práctica a través de diferentes juegos, que si bien en un principio son  llevados a cabo, únicamente, por nosotros mismos, con el paso de los años se va socializando porque nos gusta compartir esos ratos de ocio. Pero es que el juego no es sólo ocio, también es aprendizaje.

A raíz de la última exposición del Reina Sofía sobre el juego, llamada «Playgrounds» podemos comprobar como en los distintos momentos que se reflejan, ya sea en fotografías, dibujos o incluso estructuras, los niños han sabido crear juego. Incluso en los momentos más delicados y difíciles ellos salían airosos a través del juego, de las horas de lo que podríamos llamar «recreo» para aprender nuevas cosas, para arriesgar en la medida que ellos arriesgaban, para  dar un giro a la monotonía o crueldad de sus vidas.

Todo, cualquier cosa que encuentran, puede servir de juego. Es por eso que ahora que parece que los niños sólo pueden sobrevivir con juguetes, más o menos caros (consolas, muñequitos de moda…) resulta que lo que acaba teniendo éxito es ¡un simple palo!

A veces estamos tan acostumbrados a darles todo, para que estén a la última, que olvidamos que una canica hace milagros, que las chapas propician una competición sana y que las piedras y conchas de la playa pueden despertar su creatividad.

A veces olvidamos que el juego depende de nosotros, no del objeto que tengamos en nuestras manos.

Relacionados...

Consumo rápido

Ciudadanos acríticos y consumistas

Nuestras queridas mascotas

Sobre las mentiras y negocios del conflicto Israelí-Palestino

Sin papeles y marcados