Orgullo rojiblanco
Por Carlos Carrascoso , 30 diciembre, 2015
Se acaba el año 2015 y lo despedimos en el Campo de Fútbol de Vallecas, frente al valiente Rayo de Paco Jémez (18:15, Canal + Liga). Un equipo que plantea un fútbol ofensivo, vistoso, que tiene las ideas muy claras y que, por contra, naufraga en defensa más a menudo de lo que sería aconsejable. El Atlético de Madrid necesita una victoria para continuar como colíder (con un partido más que el FC Barcelona), pero, pase lo que pase, probablemente, lo menos importante sea el partido en sí.
Lo principal, y alguien tenía que decirlo ya, es la medular rojiblanca. Apréndanselo porque es el futuro: Óliver Torres, Saúl Ñíguez y Koke. Sin olvidarnos de Thomas, que esta vez, parece, partirá desde el banco. Un orgullo para todos los aficionados colchoneros. El centro del campo, el alma del conjunto de Simeone, formado íntegramente por canteranos. Jóvenes, con talento y con ganas de comerse el mundo. Sin olvidarnos de Lucas Hernández, que promete dar que hablar cuando Godín deje de ser leyenda en activo y se convierta en mito rojiblanco.
Como iconos Gabi, el gran capitán de este siglo, y Fernando Torres, nuestro Beatle. Ellos salieron de nuestra cantera. Tienen el corazón a rayas… a rayas rojas y blancas. Coexisten con unos canteranos modernos, que llevan el buen fútbol por bandera. Tienen que ser su imagen: cuidado físico, intensidad, trabajo, carácter y sobre todo sentimiento de pertenencia y amor por estos colores.
Simeone no es amigo de experimentos. Ni lo es tampoco de ceder la sala de máquinas de su equipo a un puñado de jóvenes con descaro. Puede que pronto haya que hacer un hueco a los nuevos, Kranevitter y Augusto, pero estos chicos algún día dirigirán al Atlético de Madrid. Y eso no es cualquier cosa.
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