Paro, corrupción y crisis: una mirada rápida
Por Lorenzo García Martín , 6 diciembre, 2014
Según el CIS, en España se considera el paro como el más importante problema social. En segundo lugar están la corrupción y el fraude, la preocupación creciente. Y les siguen los problemas económicos y los propios políticos. Paro, corrupción, problemas económicos y los políticos: ¿son una lista de problemas separados o son los elementos relacionados de un solo y mismo problema?
Aunque a muchos les pese, y aunque la crisis económica sea algo que trasciende fronteras, la situación de la población española y de nuestra política podría ser bien diferente si no se hubiera producido, durante décadas, el saqueo al que nos han sometido los políticos corruptos. Hoy sabemos que la podredumbre no es una cuestión de unos cuantos inmorales, sino que la corrupción ha sido una manera común de articular la política con buena parte de la economía. Tanto corruptos (muchos políticos) como corruptores (empresas que sobornan, que cometen fraude, caciques, acreedores que chantajean) han estado saqueando constantemente las arcas públicas (el dinero de todos) para su propio beneficio. Y en este saqueo han entrado también prácticas que son legales, como las privatizaciones, pero que se han basado en criticar lo público, pero para venderlo y que los amigos vivan de ello.
En España, la economía del ladrillo, la especulación y la hipoteca ha constituido un modelo fraudulento del que es necesario salir para recuperarse. No podemos recuperar la economía sin invertir en investigación, en una industria propia y sin orientar la producción a las necesidades urgentes de todos. Así como no podremos mejorar la situación económica de toda la ciudadanía si se sigue destruyendo la capacidad adquisitiva de las familias. Si no hay consumo no hay acceso a los bienes, pero tampoco hay demanda, y si no hay demanda es muy difícil generar empleo, que es lo esencial. Y todo esto no se puede conseguir, claro, si las prioridades del gasto público siguen siendo: la deuda que ha generado el rescate bancario, concesiones y obras sin sentido y por doquier, y pagar comisiones ilegales y nutrir cuentas suizas.
Para recuperar lo nuestro hay que echarlos.
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