¿Pero qué demonios pasa con la deuda?
Por Javier Pérez , 11 julio, 2014
Cañería presupuestaria
A veces hablamos como yonkis, como verdaderos colgados del dinero ajeno, y nos cabreamos cuando el que nos presta la pasta quiere cerrar el grifo y nos dice que no, que ya está bien, que así no se puede seguir. Esa es la impresión que tengo cuando escucho por ahí que el Estado tiene que gastar lo que sea para mantener los servicios, las pensiones el Estado del Bienestar y demás partidas presupuestarias que todos tenemos por necesarias.
Todo eso hay que mantenerlo, ciertamente, pero si no se corta de otro sitio y se sigue tirando del bolsillo ajeno, más temprano que tarde nos daremos de bruces con que los prestamistas vendrán con el garrote a por lo suyo. Y entonces, conociendo al personal, diremos que son unos canallas. Porque sí, porque nosotros lo valemos.
¿Pero qué ocurriría si nos pusiéramos por un momento en el lugar de los que prestan el dinero? A lo mejor ya no lo veríamos tan claro. Vamos a darle un repaso al asunto:
En 2008, España debía alrededor de 401.000 millones de euros. Una cifra bastante aterradora, la verdad. Hoy, seis años después, debemos 983.000 millones de Euros, mucho más del doble. Pero eso no es lo peor. Lo peor es preguntarse dónde ha ido a parar ese dinero, porque todo el que pide prestado tiene que emplear el capital en aumentar su producción y aumentar su rendimiento por encima del tipo de interés, es decir, por encima del coste del dinero.
¿Y hemos conseguido aumentar la producción estos seis años de manera que podamos devolver ese incremento de deuda? En absoluto. Nuestro PIB ha bajado entre un diez y un veinte por ciento, o incluso más, dependiendo de si nos creemos o no las cifras oficiales. ¿Hemos conseguido, con ese dinero, que haya más empleo? Para nada. Hay varios millones más de parados. ¿Hemos logrado, al menos, que los ciudadanos reciban un mejor servicio o que mejore la productividad del país? Ni de lejos. Además de pedir prestado nos hemos comido los recortes.
¿Entonces qué puñetas ha pasado aquí? ¿Dónde está todo ese dinero que hemos pedido prestado y que alguien tendrá que devolver, de una manera u otra, en el futuro? Se ha empleado en subvencionar sectores improductivos, mantener en pie a muertos vivientes como la banca pública (cajas de ahorros) y sostener el aparato administrativo del Estado.
Visto así, ¿qué van a pensar de nosotros los que nos prestan? ¿que piensan ya?
España está a cinco segundos del desastre: los cinco segundos que tarda Mario Draghi en decir que, de momento, el Banco Central Europeo, no va a comprar más deuda pública.
O sea que al tanto…
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