Pie de Página
Por Esther Bendahan , 21 febrero, 2014
Mi Venezuela en memoria de Sara Y Salomón Serfati que tanto amaban Caracas.
Coincidí en Venezuela en la feria del libro con Isaac Rosa. Fuimos juntos a ver la película Secuestro Express, de Jonathan Jakubowicz, 2005, luego salimos a una calle del centro con la sensación de vulnerabilidad, él acababa de recibir el Premio Rómulo Gallego y temía que le reconocieran. La película directa y brutal habla de una realidad de las calles de Venezuela; dos vivencias: quienes paseaban en los centros de las ciudades y quienes se quedaban en sus urbanizaciones, se habían acostumbrado al peligro, como si de un resfriado se tratara; pero había algo peor y es que la costumbre permite aceptar incluso que se de vueltas a la manecilla del reloj, arbitrariamente, añadiendo media hora de diferencia con el resto, o que la navidad empiece antes, pero una dictadura al estilo Sasha Cohen, también mata, ¡pero mata! Viajaba a Venezuela como si yo estuviera allí. Patria de exilio de parte de mi familia siempre era como si algo del azar hizo que yo viniera a Madrid y no a Caracas, pero a la vez como si en Caracas viviera un parte de lo posible, y amaba ese país de acogida, generoso, en el que si, no se veía demasiado al otro, como pasa en muchas democracias, pero que llegaría a un bienestar para todos seguramente con tiempo. Pero acabó la tregua. De nuevo el populismo, el mesianismo caudillista acabó con el proyecto. En la calle grita un pueblo cansado, estudiantes reclaman pacíficamente: libertad, rompiendo la cadena del secuestro al que se sometió al país, secuestro de palabras como democracia, como libertad, y para el gobierno los fascista son quienes libremente, valientemente reclaman verdad democrática, pero la democracia se va convirtiendo en varios lugares en una máscara de teatro griego que oculta al actor. Y los venezolanos dicen basta. Como en otras plazas, las plazas que recorren conciencias, como en Tianamen o en Kiev el mismo grito. La última fractura es la persecución política contra Voluntad Popular y su líder Leopoldo López. Venezuela era siempre una posibilidad, hoy hay una realidad, nadie debería poder asesinar impunemente a sus hijos, hay que utilizar todos los medios políticos para acoger esa verdad del pueblo venezolano.
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