Podemos sueña con prohibir las procesiones de Semana Santa
Por Jesús Cotta , 13 enero, 2015
Como se dice en el blog Almanaque de alacranes, Podemos es el presente de subjuntivo del verbo podar. Uno de sus objetivos es podar libertades.
Ya ha propuesto podar la libertad de expresión religiosa prohibiendo las procesiones de Semana Santa, con el argumento de que, si el pueblo así lo decide, es democrático.
Curiosa concepción ésta de democracia consistente en admitir liberticidios solo porque una mayoría, enemiga de la libertad y, por tanto, de la democracia, así lo ha decidido. Si la mayoría decide, por ejemplo, encarcelar a los homosexuales, como hacen en algunos países musulmanes, entonces, según Podemos, del verbo podar, está bien.
¡Dios nos libre de podadores!
Podemos y muchos hiperlaicistas que sueñan con el día en que las campanas dejen de sonar por las ciudades de Europa, tienen además una perversa idea de lo que es la tolerancia. Creen que la tolerancia consiste en eliminar de los lugares públicos todo lo que pueda ofender a alguien. En un colegio de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla, por ejemplo, un padre ha conseguido que no haya belén esta Navidad ni los niños vistan de pastores, porque todo eso, al ser cristiano, le ofende. Se cree con derecho a que el mundo sea como él quiere que sea e impide a las familias la libertad de vestir en Navidad a sus hijos como les plazca.
¡Ah cuánto tiranuelo anda suelto!
Si la tolerancia fuera eliminar lo que ofende, entonces habría que eliminarlo todo, porque siempre habrá algo que ofenda a alguien y, al final, adiós a la libertad de expresión.
El laicismo, entendido como la prohibición de lo religioso en el ámbito público, es una perversión de la tolerancia, o sea, una intolerancia disfrazada de tolerancia, porque considera intolerante la manifestación de la fe religiosa.
La tolerancia consiste en lo contrario: en tolerar la libertad de expresión del otro.
En ese odio a la libertad de expresión coinciden los terroristas de París con los hiperlaicistas. Ni unos ni otros quieren campanas ni belenes ni crucifijos ni, como nos descuidemos, procesiones de Semana Santa. La diferencia es que los primeros matan por ello para generar una sociedad achantada ante el islamismo radical, y los segundos solo desean, que yo sepa, generar una sociedad religiosamente neutra, donde todos seamos igualmente laicos a costa de no ser libres. Pero, en ambos casos, se trata de una sociedad sin libertad, o sea, deshumanizada.
Sigo sin entender por qué el laicismo tiene más buena prensa que la libertad.
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