Pongamos que hablo de correr
Por Fermín Caballero Bojart , 27 abril, 2014
Ezequiel Kiptoo (15) y Lawrence Kimaiyo (2) llegando al kilómetro 35 en el Rock’N’Roll Madrid Maratón 2014. FOTO: Fermín Caballero Bojart.
El Rock’N’Roll Madrid Maratón pasa por la puerta de la cafetería en la que me encuentro y a pesar de que no estaban todas las gacelas africanas que debieran (solo vinieron cuatro marcas por debajo de 2:10) espero el paso de los atletas. El avituallamiento de voluntarios, cubos de basura y botellas de agua, sobre un recién asfaltado suelo público, espera cumplir su función en el kilómetro 35. Alrededor, aficionados resacosos de ginebra que ya no persiguen princesas, twitean felizmente o comparten fotos con amigos.
Chema Martínez (primero en media maratón con 1h 07:59) recordaba la víspera de la prueba, en la Feria del corredor, que los verdaderos y febriles corredores populares padecen ese hándicap. Unos entrenan después de trabajar. Cómo la primera española en cubrir los 42,195 kms, la gallega Cristina González (2h.54:55), dependienta en una tienda. Otros después de cumplir con el deber como Modesto Álvarez, hoy sin tricornio, primer español clasificado.
En la cafetería suena una canción de Sabina versionada por los Porretas. Acudo al lavabo y no veo ninguna jeringuilla. Al regresar a mi mesa diviso a través del cristal un helicóptero. Señal de que ya está llegando la cabeza de carrera. Pago mi cuenta y me dirijo, cámara en mano, a pie de pista. Les veo venir. Codo con codo, como si la calle de dos carriles fuese la estrecha senda de arena arcillosa que en su Kenia natal les llevaba cada amanecer a la escuela. Y el resto de decorado urbano les sobrase. Encuadro a Ezequiel Kiptoo y a Lawrence Kimaiyo. Hago una foto. Un coro de voces rotas y aplausos mañaneros, bajo un fresco y engañoso sol, quedan a la estela de dos hombres que se saben vencedores, sin viento que les frene. Los dientes apretados, Kimayo, dorsal 2, 24 años, número 117 del ranking mundial en maratón. La zancada muda, limpia, les condena a un mano a mano. Kiptoo, dorsal 15, ligeramente más alto, 22 años, debutante, con el ceño fruncido. Como un par de chiquillos que no quieren llegar tarde a la meta, cual valientes Filípedes, perseguidos por la sombra de la victoria que finalmente se decantó del lado del debutante. Batiendo el récord de la prueba (2h 09:15) y bajando por primera vez en 37 años de MAPOMA de las 2h y 10 minutos.
Tras ellos otra pareja, distanciada escasos metros entre sí. El etíope Samuel Gatachew, tercero con 2h 15:26 y el keniano Mike Kiprop Tiony que finalmente acabó cuarto 2h 17:28. Minutos después, con paso más suave, veo flotar a la etíope Alem Fikre, que se hizo con la victoria en mujeres, con un tiempo de 2h 32:11. Alem supo mantener el tipo frente a la keniana Sara Jebet (2h 33:38) despegándose de ella poco a poco en los kilómetros finales.
Y el primer español fue octavo. Un guardia civil, Modesto Álvarez, que perseguía a los hombrecillos de la sabana. La española, frente a la legión francesa, desfila 20 pasos más rápida. Regulares a la mitad que los caballeros legionarios. Todos ellos tienen algo en común cuando desfilan por la castellana de Madrid, marcan el paso al ritmo de la banda. Hoy el paso de Modesto, con un tiempo de 2h.28:37, le ha proclamado campeón de España de militares. Otra gallega se ha impuesto en la media maratón, Vanessa Veiga (1h 18:16). La victoria en 10 kilómetros fue para el campeón europeo de 1500 en pista Arturo Casado (31:07). En mujeres venció Isabel Macías (36:02).
Los psiquiatras no tenían su consulta abierta y los pájaros recelaban de tanto corredor (29000). Y a media tarde las ambulancias blancas ya habían hecho sonar las sirenas. Y allá donde se cruzan los caminos, en el madrileño Parque del Retiro, recibían su medalla con orgullo los que entrenan después de trabajar. El resto también tienen su mérito.
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