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¿Por qué ahora? ¡Referéndum ya!

Por Carlos Almira , 2 junio, 2014

El rey de España Juan Carlos I de Borbón, designado por Franco como su sucesor, acaba de abdicar. ¿Por qué ahora? Si se ha tratado de una decisión meditada, esto es, orientada a favorecer las instituciones salidas de la transición del franquismo al régimen parlamentario actual, se me ocurre que han podido pesar dos consideraciones: 1º el deterioro físico del Rey; y 2º el deterioro institucional de la Monarquía en España. Quienes hayan tomado esta decisión, pienso yo, han debido sopesar estas dos circunstancias y el hecho de que, lejos de mejorar, no van sino a sino a empeorar. Diez, quince años antes los españoles hubiésemos vivido esta abdicación de un modo muy distinto. No se trata de una decisión tomada en beneficio de terceros sino del propio status quo salido del final del franquismo. Ahora bien: los españoles tenemos derecho a decidir sobre la forma de Estado que queremos ahora. Quienes hayan optado por la abdicación deben pensar que las cosas van a ir de mal en peor dentro de seis meses, de un año, y que cuanto antes se renueve la Jefatura del Estado, menos riesgo correrán ellos. Por otra parte, nuestra historia nos muestra cómo en España, como en otros países de Europa, la República siempre ha venido sólo para no quedarse y en momentos excepcionales de crisis y de vacío institucional. Nuestros gobernantes, que no estudian Historia, lo saben, y saben por tanto, que han dado un paso arriesgado pero necesario para ellos. No ha debido quedarles pues, más remedio. Mejor ahora que dentro de un año, se habrán dicho. Por algo será.
Isabel II cayó en medio del escándalo y la corrupción que fue la terminación del negocio de la construcción del ferrocarril en España. Alfonso XIII abdicó tras sancionar una Dictadura, la de Primo de Rivera, agotada, y con los primeros embates del crack de 1929 en la atrasada economía española. Juan Carlos I, a diferencia de sus dos antecesores mencionados, renuncia hoy con el apoyo de los partidos aún mayoritarios del régimen, con los grandes beneficiarios políticos y empres

Por la III República española

ariales del postfranquismo a su favor. ¿Podía ser de otra manera? Esta circunstancia debe tranquilizar a quienes han aconsejado esta decisión ahora, no en bien de los españoles sino de las actuales instituciones y de sus propios intereses. Si, como ha ocurrido en Grecia, los Partidos del sistema se vieran aquí superados electoralmente por movimientos ciudadanos articulados como opciones políticas viables, el panorama con un Rey y una Institución agotados podría ser muy distinto, bastante similar al que llevó a la Primera y a la Segunda República en España.
Con todo, los españoles que no decidimos ni antes, ni después de la muerte de Franco, deberíamos poder hacerlo ahora sobra la forma de Estado que queremos.
El Rey ha abdicado…¡El pueblo español, no!