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Pujol confiesa que su familia no declaró una fortuna que tenía en el extranjero

Por Lucía Berruga Sánchez , 26 julio, 2014

Jordi Pujol, el que fue presidente de la Generalitat catalana durante 23 años, confesó ayer que su familia mantuvo sin declarar y fuera de España una herencia millonaria. En un acto de contrición y mediante un comunicado Pujol ha reconocido que las cantidades que han acumulado se ha realizado en los últimos días, estando ocultas durante más de treinta años.

Aunque no se ha especificado la cantidad del dinero, si se ha dicho su procedencia: una herencia legada por su padre que, según relata el expresidente catalán, dispuso como última voluntad que un dinero ubicado en el extranjero fuese destinado a los siete hijos y a la mujer de Pujol. Sin embargo, como también ha declarado, él no fue designado heredero debido a que el padre consideraba erróneo e incierto el futuro de su hijo en la política, en vez de seguir en el mundo de la actividad económica.

Al parecer el dinero que su padre poseía procede del rendimiento de una actividad económica, sin embargo no ha especificado cuál. El empresario, que falleció en septiembre de 1980, cinco meses antes de que su hijo tomase posesión como segundo presidente de la Generalitat tras la dictadura, no había regularizado su fortuna y sus hijos eran menores de edad, por lo que Pujol encargó a una persona de su confianza la regularización de la misma, sin embargo una vez hecho esto se desatendió del asunto hasta que los hijos se hicieron mayores de edad y el gestor se lo cedió a uno de ellos. Sin embargo en el comunicado ni se dice ni quién era el gestor ni a qué hijo se le entregó la tarea cuando se hicieron mayores de edad.

Pujol, intentando proteger a su familia, ha asumido su culpa como el que produjo el error original que ha llevado a esta situación, ya que desde el inicio no lo regularizó y en 34 años tampoco se ha hecho. Pujol pretende por tanto asumir las culpas que blinden a su familia y remarca su compromiso absoluto por comparecer ante las autoridades tributarias y, si es conveniente, ante las instancias judiciales, para acreditar estos hechos y acabar con los comentarios e insinuaciones que se han al respecto.