¿Qué se puede hacer ante la reforma electoral del PP?
Por Carlos Almira , 7 septiembre, 2014
¿Qué deberían, a mi juicio, hacer los partidos políticos en las próximas elecciones municipales si el PP sacara adelante, como parece empeñado en hacer, una reforma electoral según la cual habría un nombramiento automático del alcalde de la lista más votada en cada localidad?
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I. Participar en esas elecciones, incluyendo como un punto central de nuestro discurso el rechazo frontal, por principio democrático, de esa norma con todas sus consecuencias: es decir, 1º el no reconocimiento de todos aquellos alcaldes que, acogiéndose a la misma, sean nombrados con el voto de una minoría de los ciudadanos; y 2º el compromiso con los electores de que, en ningún caso, si la lista más votada es la nuestra, se acogerá nuestro candidato a dicho nombramiento automático contra la voluntad popular.
II. Como consecuencia de lo anterior: 1º en todos aquellos casos en que se nombren alcaldes por lista más votada y no por consenso democrático, no ocupar las concejalías propias, aun cuando se tome posesión de ellas; y 2º en los casos en que la lista más votada sea la nuestra, permitir que gobierne el ayuntamiento aquella candidatura que sea capaz de obtener un consenso democrático más amplio; y en el caso de que la ley impida esta fórmula, no ocupar tampoco las concejalías que nos correspondan, aunque se tome legalmente posesión de ellas.
III. Una vez formados los ayuntamientos, de un modo u otro, participar en el gobierno o en la oposición municipal sólo en los casos en que no haya sido necesario aplicar esta ley: es decir, donde la lista más votada sea también la que cuenta con un mayor respaldo real de los ciudadanos. En el resto de situaciones, trasladar (pacífica y legalmente) la oposición fuera de las instituciones municipales, a otros foros públicos (asambleas, acuerdos entre partidos, con o sin “gobiernos municipales en la sombra”, etcétera).
IV. Si, como quieren algunos miembros destacados del PP (Rita Barberá…) esta reforma electoral anti-democrática se aplicase también a las elecciones autonómicas, en mi opinión los demás partidos políticos (con o sin el PSOE) deberían actuar de un modo similar al señalado. Del mismo modo que si se pretendiese aplicar a las elecciones generales. Eso sí, evitando en cualquier caso siempre, y de un modo escrupuloso, toda provocación y recurso a la violencia.
V. Se entiende que todos los acuerdos y normas emanados de esas instituciones ocupadas contra la voluntad de la mayoría real de los ciudadanos, carecerían de vigencia y legitimidad por muy legal que resultasen en la forma, por lo que la única sujeción de los ciudadanos ante ellos consistiría en la pura obediencia por la fuerza. Acaso un consenso de este tipo entre todos los partidos que rechazan esa perversión de la democracia, sin perjuicio de las actuaciones legales y recursos que se pudieran tomar contra esa norma, sí podría ser un primer paso en la necesaria regeneración pacífica y legal del sistema político español.
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