RADIOGRAFÍA DE UN FACHAVAL
Por Carlos Almira , 26 diciembre, 2025
1-Los partidos políticos son clubs de enchufados y amiguetes. El Parlamento es el sitio donde intercambian y cambalachean estos partidos políticos. La actividad política consiste en conspirar para conservar y aumentar el propio poder y mermar o destruir el del contrario.
2-Los partidos políticos y el Parlamento, el juego político, son lo contrario de la vida dura y honrada de la gente corriente. La gente corriente vive engañada por los partidos políticos y el Parlamento, que están al servicio exclusivo de una élite. La democracia está pervertida por el juego político de los partidos.
3-Hay que salvar la democracia. La decadencia cultural y material de la sociedad es una consecuencia de la perversión del juego político. La recuperación cultural y material de la sociedad es el resultado de la regeneración del juego político.
4-La gente corriente es víctima, pero no responsable, de su propia corrupción. Su fondo moral permanece intacto. ¿Quién es la gente corriente? Todo el que contribuye con su trabajo, su esfuerzo personal (emprendedores…), al progreso de la sociedad, más todos aquellos que hacen que, además, esto valga la pena: los ancianos, los niños, los enfermos, los desvalidos del propio país.
5-Los extranjeros no son la gente corriente, sino que compiten con ella, por el trabajo y por los medios de vida, salvo que aporten, como los turistas, sus propios recursos en forma de gastos; o como las empresas extranjeras, sus inversiones en forma de capital. Puede haber extranjeros que aporten al país de la gente corriente riqueza con su trabajo, pero esto es siempre la excepción y nunca la regla.
6-El país es el fruto de la gente corriente y le pertenece sólo a ella.
7-Las creencias y los valores de la gente corriente son un orden natural, el resultado y la creación de su historia, y no el producto de una convención o una opción racional (que brote, por ejemplo, de la discusión). El conjunto de estos valores y creencias es el sentido común.
8-El único partido que puede regenerar el juego político es el de la gente corriente. El partido político de la gente corriente somos nosotros. Nos llaman la Extrema Derecha pero en realidad, somos el único partido del país.
9-Todos los elementos y matices morales que resultan de los puntos anteriores forman una maraña de intrincada complejidad que no puede ser cuestionada racionalmente, porque no procede de una discusión racional, sino de una crisis histórica. Esta crisis histórica sí puede y debe ser abordada racionalmente.
10-El resultado último de todo lo anterior es la destrucción de nuestro mundo institucional y la aparición de un orden nuevo, desconocido. La crítica de los puntos anteriores sugiere que este nuevo orden es algo indeseable, incompatible con la dignidad humana. Si esto es así, pensar la actual crisis histórica es una obligación ética y una necesidad material, urgente, de todos nosotros, frente a un monstruo dormido que empieza a despertarse.
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