Recuerdos de un tiempo vivido, de Francisco Vélez Nieto
Por Pedro Luis Ibáñez Lérida , 23 enero, 2014
La memoria alienta el goce descriptivo de esta singular obra narrativa y lírica, en la que Francisco Vélez Nieto aguza la sensibilidad desde la conciencia y belleza más mundana, pero no por ello menos trascendente..
En esta obra el autor nos sitúa en la linde que separa dos mundos que, sin ser antagónicos tampoco son complementarios. La mirada transversal del autor, describe en un recorrido emocional y afectivo su población natal, Lora del Río. Éste es poso de experiencias y evocaciones que condensa en una obra que es, a su vez, compendio biográfico y episódico. Y si bien su localización geográfica la mantiene circunscrita a un entorno concreto, se nutre de reflexiones con vocación universal, en el acontecer humano que es común a todas las patrias.
El escritor luso y Premio Nobel de Literatura, José Saramago afirmaba:”Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. El autor de Itálica y otros poemas, asevera este principio enunciador en el que condensa sus vivencias. Dota a la memoria de textura literaria a la que hace pasar por el tamiz de la mirada poética. Con un lenguaje apreciable por su elocuencia y contenido por su sencillez expresiva, nos invita a degustar personajes, historias, sucesos que conforman una crónica contemporánea. El estilo de Francisco Vélez Nieto es fiel a la necesidad de incrementar en el lector su curiosidad e indagación. Su trayectoria y bagaje como escritor e impulsor de diferentes proyectos, acentuada por una personalidad forjada en la reivindicación de espacios de libertad, ha tenido especial observación en el fomento de la lectura. De ahí que su escritura sea equidistante del banal artificio mercadotécnico.
En las páginas de Recuerdos de un tiempo vivido -Ediciones En Huida-, nos encontramos ante un tapiz en el que la crítica, el humor, la tragedia, la ternura, el conocimiento, la cultura, son puntadas que, a modo de secuencias, enhebran el paso del tiempo por el ojo del lector, creando un vínculo de complicidad desde un primer momento. En la parte final de la obra emerge la verdadera dimensión del autor. Si bien en su faceta de escritor y crítico literario, nos ofrece desde diversos medios nacionales e internacionales en formato digital y papel, una rica y exhaustiva semblanza de la literatura contemporánea, es en la de poeta donde halla su esencia. La transparencia atraviesa los versos cuyo canto se hace nostálgico y tránsido eco. El hombre rememora el tránsito vivido y con ello retorna, en cierta manera, a sus orígenes, “La memoria bastón donde me apoyo / el desencanto de mi andar cotidiano. / Así pasa la vida con recuerdos de antaño”. El poema se acomoda a la luz más hospitalaria que no olvida las amarguras vividas, “Maleta de madera: / prisión rectangular / de mi pueblo / emblema trágico de nuestra pobreza”. Por ello la reflexión del poeta peruano César Vallejo, que antecede a la obra, consiente en ser salutación y despedida, “(…) Una casa vive unicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Solo que la casa nutre dela vida del hombre, mientras la muerte se nutre dela muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida”. Vida y muerte entrelazadas por el mismo augurio de grito y silencio. Mientras tanto, el verso que alivia nuestra sienes, “Verso herido, volandero como paloma de Picasso”.
La edición de esta obra posee como valor añadido, la inclusión de fotografías que ilustran la panorámica literaria que nos ofrece el autor. . En este caso la aportación del fondo fotográfico de ACAL -Asociación de Amigos de Lora del Río-, que es entidad colaboradora de `la edición, ha sido fundamental. Especial mención en esta labor de búsqueda y selección al escritor Emilio Morales Ubago, hombre sencillo, culto y amante de su pueblo, que ha iniciado recientemente su andadura literaria con la magnífica novela La carta Bonsor, en la misma colección. En suma una obra, Recuerdos de un tiempo vivido, que habita la mirada lectora de principio a fin.
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