Rediscovering Spain: fantasías, diferencias y glosas. Accademia del Piacere. 41 Festival Ibérico de Badajoz
Por Francisco Collado , 20 junio, 2024
Javier González Pereira. Director del Festival Ibérico de Música
Mientras escuchaba a los músicos de Accademia del Piacere evocar, con rompedor concepto, aquellas hermosas obras del XVI y el XVII, no podía sino recordar una secuencia de la película “Todas las mañanas del mundo”. Una película donde la viola de gamba también adquiere un protagonismo principal. Cuando se presenta el objetivo de la música como evocación de los muertos. Pero es que esta música evoca a los muertos, a los vivos y a los que están por venir. La formación del sevillano Fahmi Alqhai ha practicado la “fusión” en todas sus formas posibles. Desde el guitarrista Dani de Morón a la cantante tunecina Ghalia Benali, desde la cantaora Rocío Márquez hasta el maestro iraní del setar: Kiya Tabassian.
“Di, perra mora” fue la pieza elegida para abrir el concierto. Se trata de una obra alegre, luminosa en manos de la agrupación, de ritmo quinario, casi en el ámbito de la chacona y la zarabanda, perteneciente al Cancionero de Medinacelli. La interpretación es soberbiamente evocadora y renovadora, dotando de luminosidad a la partitura.
Todo el concierto es un sendero vocacional que huye del enfoque historicista rancio y encorsetado, en stricto sensu, para gozarse en la común practica de los músicos de aquellos siglos: el parafraseo, la glosa y la improvisación sobre el material escrito.
Fahmi Alquai
La luz bajo la que se analizan los temas es fresca, renovada, buscando en la mudanza nuevos senderos. El sonido es compacto, de certero y hermoso empaste. Es destacable la búsqueda de autenticidad en la interpretación, dentro de la adaptación, la transformación, la creación de nuevos contrapuntos. Un conjunto sonoro que deviene luminoso y novedoso. Que dota de vida y emoción a cada obra.
El enriquecimiento de la interpretación de la viola no queda únicamente en el insuperable aspecto técnico, en la diestra y sensible digitación. La iconoclastia de los intérpretes los lleva a “aflamencar” el instrumento, colocándolo sobre la rodilla, utilizando acordes sin arco, pizzicatos, huyendo de la zona sonora de confort, pero sin desdeñar el sonido melancólico tan caro a la viola de gamba. La trasformación del material musical nace, sin duda, del virtuosismo de todos los músicos que intervinieron en el concierto. Una catarata de talento y energía que vuelve del revés el contexto ultraconservador y oscurantista de la época, donde hasta a propia Inquisición danzaría con esta celebración de los sentidos, con los sonidos vernáculos, pasados por el tamiz improvisador de la “Academia”, haciendo de la repentización la marca de la casa.
Ana Morales
A lo largo del concierto recorremos la obra de Cabezón, Selma, Cristóbal de Morales y tantos otros en variados registros. Danzas, canarios, jácaras, enriquecidas desde la aportación personal. Sin que falta las Diferencias sobre “Guárdame esas vacas” o la obra más intensa del concierto. La soberbia Glosa sobre el “Mille Regretz” del flamenco Josquin Des Prez, uno de los mayores polifonistas de la época.
Esta “nueva lectura” de Accademia del Piacere enriquece la obra genésica y la sublima en modo placentero y técnicamente impecable. Esta música está vida, palpitante y tiene un marcado matiz sensual. La hibridación del Ensemble con la bailaora Ana Morales posee una intensa fluidez. La versatilidad de la bailaora le permite jugar con las figuras “jondas”, pasando por referencias casi goyescas hasta posiciones claramente contemporáneas. La elegancia expresiva de la “Academia” se funde con sensualidad, en un baile que juega con taconeos, amplio dominio del mantón y riqueza de formas. Ana Morales es pura entraña, flexibilidad de junco y horizonte rompedor. Una amalgama de virtudes artísticas que se mistura con el sonido homogéneo y revitalizante de la “Academia”. El braceo florido con el fondo desgarrado de la viola, el estatuario señero mientras los vientos soplan como una suave brisa, las idas y vueltas con el ritmo, componen una suerte de jam sessiom donde la técnica en los pies (controlada y visceral al tiempo) se simbiotiza con el compás de las danzas renacentistas y aires decimonónicos. La huida del artificio en el baile es el engranaje perfecto para el ritual que nos presentó el grupo liderado por el violagambista Fahmi Alqhai. Un ritual de creatividad, de delicado cromatismo y elevadas cumbres técnicas. Esperamos su regreso.
Fahmi Alqhai, viola da gamba & dirección
Ana Morales, bailaora
Johanna Rose, viola da gamba
Rami Alqhai, viola da gamba
Javier Núñez, clave
Carles Blanch, guitarra barroca
Agustín Diassera, percusión
Jacobo Díaz, chirimía
David García, sacabuche
Luis Castillo, bajón
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