Reencontrar el amor, de Lisa Azuelos

El amor no tiene una explicación lógica por suerte. Muchos dicen que es un delirio, una enfermedad, un proceso febril; una reacción química los más escépticos y científicos. Se coincide universalmente en que escapa a la razón y por eso sigue siendo tan fascinante e imprevisible, nos domina y nos enamoramos de nuestro propio enamoramiento. Algo telúrico anima a dos cuerpos a encontrarse y trabarse en un abrazo interminable. Luego la sociedad impone sus normas y domestica esa relación para sus propios fines: la familia. El amor se oficializa, hasta por contrato, y pierde buena parte de su encanto, o todo. Otro dicho amargo: el matrimonio es la tumba del amor.

La principal virtud de esta chispeante película que nos llega de Francia es la capacidad de su directora, Lisa Azuelos (Neully-sur-seine, 1965), experta en comedia romántica con larga trayectoria en el género—Mujeres a flor de piel, 15 de agosto, Lol, Todo lo que brilla, Saint Tropez, Max y de nuevo Lol en versión norteamericana—, para ofrecer al espectador una visión nueva de una historia mil veces contada, la de chico encuentra chica y se enamora, y sumarle el elemento cuántico al amor. Pierre (François Cluzet, el parapléjico de Intocable cuyo parecido con Dustin Hoffman es sorprendente), un prestigioso abogado criminalista muy bien casado, y hay que subrayar esto, desde hace quince años con Anne (Lisa Azuelos se reserva ese papel), una anticuaria con la que tiene dos hijos, conoce por azar en una fiesta a Elsa (Sophie Marceau, extraordinariamente bella a sus 47 años), una atractiva escritora de éxito, separada y con tres hijas adolescentes, cuya norma es no liarse con casados. De ese encuentro salta el amor y tanto el fiel Pierre, que nunca ha engañado a su esposa de la que sigue muy enamorado, como la bella Elsa, que mantiene una relación intermitente con el veinteañero Hugo (Neils Schneider), no pueden evitar enamorarse el uno del otro; a pesar de que no quieren ir más allá, por miedo a lo que pueda suceder, el azar, de nuevo, los vuelve a juntar una y otra vez poniéndolos a prueba.

Reencontrar el amor es tan entretenida que pasa ante el espectador como un suspiro y éste acepta de buen grado las trampas de su directora que juega con las fantasías, los deseos no materializados, de sus protagonistas. Hay dos planos narrativos que se superponen a capricho, el real y el que ocurre en la cabeza de los protagonistas, que hace que la película sea a veces delirante. En una de las secuencias más sugestivas del film, Pierre está en la cama con Anne, su mujer, ambos enfrascados en sus respectivos ordenadores, y el maduro enamorado desea que la física cuántica solucione su problema de ubiquidad para poder estar en ese preciso momento en brazos de la deseada Elsa allí mismo. Entre la fantasía y la realidad, entre los deseos y las normas, entre el cerebro y el corazón, con alguna visualización muy divertida de lo que ocurre dentro de la mente humana—en lo que dura un spot Lisa Azuelos visualiza lo que piensa Pierre cuando duda en llevar a un hotel a Lisa: mentiras a su esposa, estrés en cada encuentro, descubrimiento del engaño, reproches de los hijos, finalmente divorcio—avanza esta comedia deliciosa, que se beneficia de la química de sus dos actores principales—impagable la escena en la que Elsa seduce mediante el baile, cual Salomé, a Pierre en la discoteca y el posterior comportamiento de ambos como adolescentes—, y no esconde, a fin de cuentas, un mensaje conservador: la seguridad frente a la aventura. En más de un momento uno tiene la sensación, acentuada por el ceñido vestido rojo que lleva Sophie Marceau, de estar asistiendo a un remake francés de La mujer de rojo aunque Lisa Azuelos confiese la influencia de El amor al mediodía de Eric Rohmer.

Para que una historia de amor nunca termine, lo mejor es que nunca empiece, se dice en el tramo final de la película.

Título original: Une rencontre
País: Francia
Año de producción: 2014
Género: drama romántico
Duración: 80 minutos
Director: Lisa Azuelos
Estreno en España: 3/08/2014

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