España no tiene industria, bueno sí aunque no pueda considerarse industria en el sentido más estricto del término, pero somos los exportadores número uno de turismo. No hay destinos con un sol y unas playas mejores que los nuestros. Como no tenemos competencia, ni rival y tampoco hay crisis ¿para qué vamos a cambiar nada? Nosotros somos españolitos, yes we can, campeones del mundo de fútbol, campeones de lo que sea en baloncesto, tenis, fútbol sala, ciclismo, bolos, petanca, billar y todo lo que sea deporte. A lo mejor deberíamos hacer leasing con nuestros deportistas y así con los beneficios obtenidos invertir en nuestra economía…sería una solución.
Una vez ubicados todos en el escenario de esta historia…digamos que se trata de una tierra imaginaria llamada…”España y olé” donde para desgracia nuestra se producen vinos con denominación de origen como por ejemplo “un, dos, tres, responda otra vez…Rioja”. Digo nuestra desgracia porque eso implica que el afable y gordito bodeguero, algo así como una versión moderna de Sancho Panza más norteña, no puede dedicarse tranquilamente a la cosecha y fermentación de sus uvas sino que tiene que soportar y padecer la visita de los turistas e interesados que quieren conocer mejor el proceso alquímico y el lugar en el que se desarrolla. ¡Malditos turistas! – ya me imagino a Fernando Fernán Gómez (DEP) gritando a las puertas del lujoso edificio diseñado por Gehry intentando espantar en vano a las hordas de gentes.
Hecho en España
La gente, ¿qué problema, eh? La gente dice esto, hace aquello, opina lo otro… ¡cuántas complicaciones con lo fácil que es manejar a una persona! Basta usar bien la retórica y hala…¡en el bote! consigues vender el Tupperware que se ilumina en la oscuridad hasta a la vecina del ático que lleva sonda y se nutre a base de bátidos hiperproteicos. Para eso sirven las relaciones públicas, ¿no? Para convencer al personal de que compren lo que tú vendes o que vayan al bareto que promocionas (esto nunca ha sido tarea de las relaciones públicas pero todavía hay más de un 50% de canis que en España-y-olé se matriculan en la facultad de comunicación para ser titulados en maquillarse y lucir tipín en las calles de la movida juvenil para atraer a los posibles candidatos a formar parte de alcohólicos anónimos al bareto en el que te dan algunos chupitos y copichuelas gratis). Hasta ahí estamos más o menos todos de acuerdo.
¿Todos? Pues por lo visto no. Un pobre y maldito periodista de cierto medio con más de medio millón de suscriptores y otros tantos millares de ejemplares que se leen en ipads, ipods, tablets varios etc ha tenido la maldita e infeliz ocurrencia de querer hacer un reportaje de investigación sobre el tema de las bodegas riojanas. ¿Quién le mandará? ¡A ver…usté a lo suyo a entrevistar a la Merkel y a decirle que con esos pelos parece Cristóbal Colón!- le diría Gracita Morales (DEP). En la bodega riojana son más explícitos…o se vacía los bolsillos y suelta 250 € así de bienvenida a lo Curro Jiménez o “aquí no hay ná que ver…circulen”. Menos mal que había contactado con el departamento de relaciones públicas, si llega a hacerlo con el de marketing le hubieran tenido un mes entero de hombre cartel en la parada de autobuses más próxima al lugar como paso previo para autorizar su visita.
Comentarios recientes