Reseña del libro “Ciegos contra el viento”, de Miguel Ángel Manganell
Por Carlos Almira , 19 junio, 2021
La Editorial Esdrújula (Granada) ha tenido el acierto de publicar el libro de cuentos “Ciegos contra el viento”, de Miguel Ángel Manganell. Componen el volumen doce relatos, de entre cinco y veinticinco páginas de extensión. Lo abre (lo ilumina) una introducción del poeta granadino, Ramón Repiso.
La calidad de la prosa aparte, hay razones de peso para leer estos cuentos. La primera, el desvelamiento de lo Universal a través de lo particular, que aleja definitivamente al cuento de la anécdota. La segunda, el dominio del efecto final, la sorpresa, con la cuidadosa dosificación de lo contado y lo elidido. La tercera, el humor impecable e implacable. La cuarta, la vocación de mostrar en vez de describir, tan difícil de alcanzar sin una técnica depurada, que aconsejaba cultivar Chejov. La quinta, y no la última, la capacidad y la vocación de elevar la propia experiencia de lo vivido a ficción, sin incurrir ni una sola vez en la intromisión, la invasión de la narración por el autor.
El lector encontrará, sin duda, muchas más. Ejemplos de las mencionadas son los cuentos: “Habitantes de la sombra” (el Mito de la caverna); “La serpiente en la hierba” (la irrupción de lo trascendente en lo cotidiano, en la estela de cuentos ya clásicos como “Pablo” de Juan José Arreola); “Carlos Bulberg, artificiero” (el humor y la sorpresa final reivindicados por Allan Poe o Somerset Maugham); “Hospedamos ángeles” (la Cábala, las trampas del orden del mundo, la revelación de que sólo pasa todo cuando, aparentemente, no pasa nada); “Plan de mejora”, “La verdad de las cosas” (la experiencia propia descubierta como verdad universal que sólo puede transmitirse, comunicarse, como ficción).
Y una virtud más allá de la Literatura: la reivindicación de la vida como un entrañable fracaso.
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