Rosicler
Por Oscar M. Prieto , 27 febrero, 2020
“Al despuntar la aurora de rosados dedos” -canta Homero, inconcebiblemente ciego, en la Odisea-, vamos camino del trabajo. Incluso, a esa hora aciaga e inexorable, uno puede ser feliz, por unos minutos, suficiente, si sabe abrir bien los ojos y mirar. Mirar un cielo en el que baten alas los ángeles y arcángeles, nadando entre las olas, nubes de rosa, plata y oro. El instante desaparece, pero si uno ha mirado bien, el brillo sigue iluminando el interior del ánimo.
Cuesta descender de ese cielo rosicler a nuestra tierra de farolas y tráfico. Necesitaría unas habichuelas mágicas, como las del cuento, para salvar ese espacio sin peligro, el que va del perfecto ‘topus uranus” platónico, al imperfecto mundo humano, al embarrado universo político. No tengo habichuelas, pero me encuentro con unos versos verdaderos. Me aferro a ellos para para no caer de golpe en la realidad. Me sirvo de ellos para leer las huellas que dejamos en el suelo.
“Amigos, escuchadme: No hay más que dos posiciones en el mundo: la de los que quieren la paz y la de los que quieren la justicia. La paz hoy la quieren los mercaderes porque con ella se hacen mejor las transacciones y los cambalaches. Y la justicia la defienden los poetas y el hombre prometeico porque con la justicia se camina hacia la luz y la renovación”.
Solía ponerles este texto a mis alumnos y que eligieran entra la justicia y la paz. Es fácil elegir entre la paz y la guerra, entre lo injusto y lo justo, es decir, entre lo bueno y su contrario. Pero en casos como este, no parece tan claro, verdad. La mayoría se decanta por la paz, aun a costa de la justicia. Vuelvo a los versos del León de Tábara para no caerme:
“No importa lo que pueda acarrear la defensa de la justicia; podrá traer consigo la ruina y la desolación, pero el hombre se habrá salvado siempre. Y si el hombre se salva, la victoria es suya: del hombre. ¿Y qué otra cosa importa sino el hombre? ¿O es que estamos aquí para servir al mercader, al go-getter y al pescador de caña?”
No creo que en Cataluña se llegue a la paz con ciertas decisiones, pero no tengo duda de que ya se ha sacrificado la justicia. Pese a todo, los cerezos ya están en flor.
Salud.
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