Sobrevivir a la adversidad
Por Raquel Ortiz Bolfán , 1 diciembre, 2024
“Y cuando veo que no puedo seguir soportándolo, aguanto aún un momento más, y entonces sé que puedo soportar cualquier cosa”. Karen Blixen “Memorias de África”.
Recomponerse ante la adversidad es una tarea más complicada de lo que parece. Cuando las situaciones que pasan son siempre desfavorables, es difícil ver la cara positiva de las cosas, o al menos, pensar de manera optimista. La vida es un proceso que está lleno de decisiones, de acciones y de emociones, donde las relaciones entre la persona y el exterior van vinculadas directamente a los procesos mentales. El poder de la mente está ahí, en lo que controlamos y en lo que no.
A veces respirar, mantener la calma y seguir adelante, cuando la raíz del problema persiste o las incidencias se acumulan, puede llegar a desestabilizar a la persona más equilibrada, serena o fuerte del mundo. La mente es un paradigma sin definir, una especie de encrucijada sin salida… hay que trabajar como nos relacionamos y de qué manera, y aprender a hacer cambios para no limitarnos. Tener pensamientos negativos puede jugar malas pasadas, puede llevarte al abismo, y la decisión de saltar a un precipicio cuando la mente está contra ti, es la salida más sencilla.
No debemos quedarnos atrapados en el pasado ni en lo que ha sucedido, ya sea negativo o positivo. Lo negativo tiende a atraer más negatividad en el presente, mientras que lo positivo puede cegarnos, haciéndonos añorar los buenos momentos pasados y dificultando que creamos en la posibilidad de tenerlos en el presente o futuro. El pasado debe servirnos para superar esas resistencias y ayudarnos a ser una mejor versión de nosotros mismos, para poder enfrentarnos a las posibles adversidades futuras. Tampoco podemos vivir en el futuro, ya que es incierto. Pensar constantemente en lo que podría ser o en lo que nos gustaría tener, nos impide disfrutar del presente, y ya sabéis que el presente de hoy será el pasado de mañana, y el pasado ya no existe. Así que, para afrontar y pensar la manera de sobrellevar esas duras situaciones que pueden llegar a ser traumáticas, tendremos que aprender a ser resilientes.
¿Y qué es la resiliencia? Es la capacidad o actitud para salir reforzado de situaciones adversas, donde las roturas o grietas producidas, se transforman. Una persona resiliente con una mentalidad reforzada, es una persona con control, que sabe gestionar las emociones, que tiene altas capacidades comunicativas, es una persona empática y resistente al estrés y sabe como tomar las decisiones y ser resolutiva. ¿Parece fácil verdad? Si ponemos en un cóctel, situaciones traumáticas donde actúa la baja autoestima, la dependencia, las relaciones personales, la ética, y las críticas, será muy difícil pensar en la resiliencia. Pero indistintamente de la intensidad o la importancia del trauma, la ACTITUD MULTIPLICA, porque como dijo Freddie Mercury, “el show deber continuar”. Y la capacidad humana, puede sobreponerse de cualquier situación y adaptarse de nuevo a la vida.
Siempre he oído que las personas más fuertes tienen una mayor capacidad de adaptación que las más débiles. Sin embargo, lo que no se sabe es que las personas más fuertes, deben enfrentarse a más situaciones difíciles en la vida. Parece que el universo las ha dotado de pruebas constantes, obstáculos y desafíos, como si la tormenta siempre cayera en el mismo lugar. Recordar que una tormenta puede tener diferentes niveles, desde un nivel mínimo de lluvias y viento, hasta un gran huracán que puede llegar a la destrucción total. Esas personas fuertes, con una gran capacidad, también tienen su parte emocional, esconden su corazoncito, no son únicamente frías y racionales, con esa gran competencia o talento. Y si no, recordar el león del “Mago de Oz”, que se mimaba tiernamente la cola y buscaba en el mundo el verdadero valor, dándose cuenta al final, que el más valiente del grupo era él. Este tipo de personas también son humanas y Aristóteles ya dio un concepto naturalista a este pensamiento.
En consecuencia como dijeron algunos pensadores, nosotros estamos en la historia, pero no elegimos su curso.
Hay que sesgar, filtrar, reflexionar, no juzgar, intentar buscar lo positivo de lo negativo, esforzarte, aceptar, ser paciente y adaptarte. Porque sin esfuerzo no hay recompensa, y la vida se encarga de ubicarnos en nuestro lugar, ¿bien lo sabes no?
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