SOS Twitter
Por Esther Bendahan , 23 mayo, 2014
Vi el final del partido del Maccabi y el Real Madrid, había un público entregado del Maccabi, viajeros entusiastas que acompañan a su equipo. Ya lo dijo antes un jugador del Real, ellos pueden ganar porque van muy arropados y eso ayuda. Algo así. ¿Donde estaban los furiosos twitteadores por la pérdida de un partido? Tras el partido se emitieron miles de Twitter en contra de los judíos, lamentando que fallara el exterminio. El problema no son únicamente los ofensivos insultos, ni el odio en los miles de comentarios anti judíos, ni siquiera la alusión a una de las más perversas herramientas para el horror. Lo doloroso es que suena a otro tiempo. Ya sucedió, y empezó así, como empieza el mal, en lo aparente, sin importancia. ¿Es que acaso la humanidad no progresa? ¿Qué diría Freud, Roth, Kafka? ¿Libertad de expresión o agresión? Los rankings de racismo me resultan insoportables, medir la injuria y el odio, qué país es más, mientras se recuerda y se quiere educar para la convivencia, es como si lucháramos contra huracanes. En realidad a muchos nos gustaría no deber ocuparnos más de estos temas, a pesar que como dijo Freud no hay nada que hacer, hay que hacerlo, creo.
Y llegó Twitter (el fuego en manos de babuinos). ¿Qué dolencia padecen quienes se creen impunes e insultan incluso con sus nombres propios? No es únicamente en este caso sino como viene sucediendo habitualmente, niños acorralados, políticos difamados. Donde esta la línea de la verdad, nadie puede confirmar una noticia (¿necesita la Web un sello de calidad?), ni defenderse del acoso (¿cómo son ajenos los educadores?), cada niño o joven, cada suicidio motivado por la difusión inaceptable de contenidos personales nos concierne a todos. Hay que responder. Se necesita una reflexión profunda, no hablo de límites, sino de derechos. Por un lado leyes abiertas pero seguras, por otro pensamiento que nos oriente. Un medio que puede servir para impulsar, dar voz, para buscar la verdad sirve para difundir la rabia, el odio, la violencia, lo bueno es que sabemos que están allí, acechando. Ellos mismos se están delatando.
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