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¿Te hace gracia? Entonces, quizá te interese

Por Clara Cordero , 2 abril, 2014

By CLara Cordero

Durante las últimas semanas me he tropezado con muchas risas, fruto de una educación con sentido del humor, donde la felicidad planea por cada esquina del centro, donde se abren espacios al sentido del humor como fuente o motor de aprendizaje. Pero en este sueño hay poco de realidad.

Porque hablando de la risa se aprenden muchas cosas. Ni que decir tiene que lo que nos conquista a todos es justamente esto, la risa. Un buen sentido del humor te prepara para la escucha atenta, te hace ser receptivo a tu entorno, y, desde luego, te hace feliz. Muchas veces hemos oído el poder de la risoterapia, para estar sanos, relajados y a gusto. Y, sin embargo, algo que solemos ver esencial en nuestras vidas, el reírse hasta de uno mismo, no parece un planteamiento a trabajar, ni siquiera con los niños, que en teoría lo tienen mas fácil. Por eso me ha gustado especialmente la iniciativa de la Fundación Mi Mundo en Málaga donde tratan el tema de la felicidad desde el estudio de las emociones, donde hay una nueva asignatura en todos los centros: la asignatura de la felicidad. Una que realmente compite con la de lengua o matemáticas, porque efectivamente atrae a los niños y por ello aprenden, porque les enseña cosas esenciales en sus vidas como son el control de las emociones a partir de como expresan ellos mismos esas emociones y donde la búsqueda de la felicidad pasa, justamente por estados de risa y de bienestar.

Ya es hora de abrir espacios en las escuelas, de traspasar el aula a otras zonas y dar cuenta de nuevas asignaturas, diferentes pero igual de esenciales o más, que las que vienen dándose. Porque ahora existe el día de la felicidad, además del día de la Paz, del día de padre/madre…

Me quiero remitir a los debates abiertos en el Espacio Fundación Telefónica donde justamente se han tratado temas como estos hablando de educación disruptiva. Sí, nuevos modelos educativos que buscan innovar y cambiar de acuerdo a los tiempos que corren, donde se habla del humor como energía educativa. Porque como comentaba María Acaso debemos abrir el aula al mundo, cambiar los espacios o hacerlos nuestros, cambiar la decoración fría y ajena de las aulas a algo nuestro, simpático y social como pudiera ser una cafetería, donde se cuentan chistes, se habla de lo que realmente te interesa y se ríe y mucho.

Al hilo de esta manera de abrir los espacios, las nueva tecnologías han dado la posibilidad de acercar esta nueva arquitectura del aula y crear espacios de compartir y aprender socialmente. Sin ir más lejos me refiero a las universidades online, en especial la UNIR, donde en las redes sociales han creado su propia cafetería donde se comparten otros momentos, de risa, de humor, de novedades e incluso una cervecería online donde también se habla de las preocupaciones de cada grado o máster.

El camino está abierto, incluso por los propios estudiantes, ahora hay que darle valor para que se implique toda la comunidad educativa en todos los niveles, no sólo a nivel universitario. Hasta los niños de tres años necesitan sus momentos de recreo que es donde aprenden a caerse y volver a levantarse, donde aprenden que con la arena se juega, se hacen formas, su textura, etc.

¡Ha llegado el momento de abrir el aula al mundo y sonreír!