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«TERRÓN, CÁNTICO»: UNA RESEÑA EXPERIMENTAL

Por David Acebes , 12 septiembre, 2016

Ficha técnica

Título: TERRÓN, CÁNTICO

Autor: Francisco Pino

Género: Poesía

Editorial: Talleres de Ambrosio Rodriguez, 1974

Páginas: 45

 

El poemario experimental TERRÓN, CÁNTICO se encuentra íntimamente relacionado con la corriente artística denominada en España Land Art (contracción de landscape art [arte del paisaje]) y en Estados Unidos Earth Works (obras de tierra). En concreto, el poemario de Francisco Pino, del año 1974, tiene el mismo fundamento e idéntica pretensión que las Earth rooms (Habitaciones de tierra) del artista multidisciplinar estadounidense Walter De María.

Según Michael Lailach, «el 28 de septiembre de 1968, Walter De María inauguró en la galería Heiner Friedrich de Múnich una exposición que con el tiempo alcanzaría carácter de leyenda. Sobre los 72 m2 de las tres salas de la galería distribuyó uniformemente 45 m3 de humus; tomando como referencia los alféizares de las ventanas, la capa de tierra alcanzó unos 60 cm de altura. Una plancha de vidrio de tamaño equivalente colocada frente a la entrada de la galería permitía contemplar el suelo, al tiempo que impedía a los visitantes el acceso a las salas».

earth-room

En una declaración de prensa, Walter De María aclaró sobre su obra que “¡La tierra (o el terreno) está ahí no solo para ser contemplada, sino para que se reflexione sobre ella!”, y eso es, precisamente, lo que hizo Francisco Pino en su obra visual TERRÓN, CÁNTICO: Reflexionar sobre la tierra. De hecho, en el epílogo que figura en el apartado “índices variables”, lo reconoce el poeta a modo de conclusión, cuando nos dice expresamente “sólo la tierra salvada permanece”. Para ello, para reflexionar sobre la tierra y llegar a la conclusión visionaria de que solo la tierra merece ser salvada, el poeta vallisoletano escribió o proyectó, mejor dicho, un poemario experimental compuesto por una serie de ventanas de diversos colores que se van abriendo sucesivamente y adoptando distintas poses geométricas.

terron-cantico

Como curiosidad, esas poses geométricas –que nos recuerdan al suprematismo de Malevich- se parecen extraordinariamente al efecto logrado por la ventana de la habitación de Walter De María en Munich. Compárese la ventana de De María con una de las ventanas de Pino:

earth-room

 

pose

Asimismo, Francisco Pino asignó a cada uno de los bloques de ventanas un color que representaba los distintos elementos que sostienen la vida (Marrón, tierra. Rojo, fuego, Verde, agua. Azul, aire. Blanco, nada o éter) y estipuló, para cada uno de esos colores, un sustantivo y un adjetivo que los personificaban. Verbigracia: verde, piscina; verde, esperanza.

Por tal motivo, es obvio que cuando leemos «TERRÓN, CÁNTICO», lo que quiere Pino no es que veamos solo las ventanas de colores que se abren ante nosotros -marrón / rojo / verde / azul / blanco / marrón-, sino que nos obliga a ampliar nuestra mirada (nuestra lectura) con la aplicación simultánea de las respectivas características que a los mismos concede el poeta.

Marrón, terrón. Marrón, incesante.

Rojo, ladrillo.   Rojo, lucha.

Verde, piscina. Verde, esperanza.

Azul, vida. Azul, vuela.

Blanco, muerte. Blanco, paz.

Marrón, terrón, Marrón incesante.

No podemos negar, que si así lo hacemos, el poemario adquirirá otro significado, con evidentes resonancias bíblicas, que nos traerá a la memoria, por ejemplo, el famoso versículo evangélico “polvo eres, y en polvo te convertirás”, y que –si seguimos el orden que nos propone Francisco Pino- pasaremos, como él, primero por la tierra. Más tarde, por el fuego, el agua y el aire. Y todo hasta llegar a la Nada, la inmensa muerte, y tras la cual solo quedara, incesante, permanente, la tierra primigenia.


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