TRUE DETECTIVE
Por Raúl Huerga , 8 junio, 2014
Un guión gris, personajes autodestructivos y la lucha contra el mal
Está siendo la serie revelación de 2014. Al más puro estilo Breaking Bad, se ha metido a la crítica y a los espectadores en el bolsillo y ha tenido una repercusión tal, que ha sido capaz de atraer a nuevas estrellas de Hollywood, como Brad Pitt, para la próxima temporada.
¿Cuál es el secreto de True Detective? ¿Qué ha provocado ese impacto social para alzarla a lo más alto de las listas de series más vistas y mejor valoradas? Analicemos:
– El argumento no es nada nuevo. Hemos visto tramas similares en series del tipo Mentes criminales: asesinatos rituales, crímenes macabros, psicópatas en serie… Normalmente un grupo de agentes sigue las pistas hasta dar con el culpable, mientas otros hilos argumentales se entrelazan (líos amorosos, la visita de un familiar, una aventura extramatrimonial…). La principal diferencia, es que en otras series son estas historias suplementarias las que enlazan los capítulos, las que sitúan cada capítulo en su posición cronológica, mientras que los casos que van resolviendo se limitan a uno o dos capítulos, y no suelen tener relación entre sí.
En True Detective, en cambio, la historia es un todo. El guión hace un manejo magistral de los tiempos, mezclando presente y pasado, obligándonos a comparar a cada uno de los personajes en uno y otro tiempo, empujándonos a asumir y entender su evolución y el porqué de la misma. Durante los ocho capítulos, la trama principal es el caso que se investiga, y el resto de historias no son suplementarias, sino complementarias, necesarias para entender las acciones de los personajes.
– La ambientación es triste, apagada, gris. La fotografía es intencionadamente deslucida, brumosa. No se trata de una serie oscura, no es cuestión de falta de luminosidad ya que, incluso en las escenas nocturnas, nunca se llega al negro absoluto. Es más una reducción del brillo y el contraste en un televisor antiguo, todos los colores se funden hacia el gris. Si añadimos la ubicación -las tierras pantanosas de Louissiana-, y el carácter de los personajes -atormentados, vencidos por la vida y depresivos-, obtenemos un cóctel de penumbra y tristeza muy muy adictivo.
– La actuación de Matthew McConaughey es sublime. Hay que destacar sin duda el excelente cambio que ha dado en su carrera tras cambiar su representante, olvidando aquellos papeles fáciles de comedia romántica para demostrar su valía en películas como Dallas Buyers Club o The Lincoln Lawyer. Woody Harrelson no se queda atrás y, aunque peca de algunos tics adquiridos con la edad y la experiencia, defiende su papel de una forma brillante. La única pega es que verle de joven, con peluquín e intentando aparentar más delgado no termina de ser creíble.
La combinación de estos elementos da como resultado una serie dura, melancólica, lenta en sus inicios pero con una gran intensidad desde el minuto uno. Cargada de filosofía existencialista, los personajes principales se enfrentan entre sí (verbal y físicamente) en una lucha del bien contra el mal, del pesimismo extremo contra el optimismo inocente, y tras la inevitable influencia, que cada uno provoca en el otro, cambian lo suficiente para unirse frente a un mal mayor.
Sin duda, se ha convertido en una serie de culto, 100% recomendable, gracias al elenco de actores y a un trabajadísimo guión que ha sabido transmitir en todo momento la tensión y las desgarradoras vivencias de los personajes.
Raúl Huerga @Rhuergab
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