Ulissi rescata el orgullo italiano
Por paco , 14 mayo, 2014
Diego Ulissi (Lampre-Merida) celebra su victoria en Viggliano
No va a ser un Giro fácil para los italianos. Con Nibali centrado en el Tour, Scarponi y Basso cada día más cerca de la retirada y Cunego en su limbo particular, ni si quiera las volatas traen ya el habitual rédito de victorias. Los sprinters italianos son legión (Viviani, Belleti, Nizzolo, Ferrari, Chicchi, Montaguti, Finetto), pero no hay ningún Cipollini. Y Petacchi ya no es Petacchi.
Con este panorama, lo que queda es cazar etapas, como llevan años haciendo los franceses en su Tour. Y lo cierto es que en la primera oportunidad los italianos han dado de pleno y, quizá, con la mejor de sus perlas, Diego Ulissi (Lampre). Doble campeón del mundo junior, en 2011, con solo 22 años, ganó ya una etapa en el Giro. Y desde entonces, el habitual endiosamiento por parte de sus paisanos, acumulando nombre y prestigio con triunfos menores en Italia, pero cosechando pocos méritos deportivos fuera de sus fronteras. O por lo menos no tantos como se esperaban.
La competición ha vuelto hoy al Giro, después del kilométrico traslado del lunes y la huelga encubierta de ayer en protesta, precisamente, por lo del día anterior. Porque hoy también llovía y ha habido caídas (entre ellas la de Mikel Landa), pero a nadie se la ha ocurrido neutralizar. Los que más protestaban ayer (BMC, Sky, Katusha,…) tenían esperanzas de que su equipo ganara hoy.
Con una escapada de 11 corredores, entre ellos tres sprinters, el pelotón nunca ha dejado que cogieran mucho tiempo. Eran demasiados y bastante buenos (Farrar, Viviani, De Haes, Rubiano,…). El final, situado en Viggiano, en la cima de una colina, no daba opción a los sprinters, pero tampoco era un final en alto al uso. Era el típico final en repecho de la primera semana del Giro, perfecto para el típico clasicómano italiano: Bettini, Di Luca, Cunego o Ulissi.
Tras el primer paso por Viggiano, el ciclista local Brambilla se ha lanzado en un descenso mojado y peligroso. Después lo intentaría también Malacarne, otro italiano, aunque apenas lograría abrir hueco. Se notaban las ganas de que llegara el primer triunfo para Italia, aprovechando que la carrera volvía a su lugar de origen.
Brambilla ha llegado a los últimos 3 kilómetros de subida con casi medio minuto, pero en cuanto la carretera se empinaba, los golpes de riñón y las muecas eran más ostensibles. Y eso en ciclismo es sinónimo de fracaso.
Katusha ha neutralizado al italiano y, como si no conocieran el final, como si no hubieran pasado 20 minutos antes por el mismo, han lanzado a su líder espantosamente mal. Purito Rodríguez y Dani Moreno se han quedado solos con el tremendo noruego Boasson Hagen y el menudo corredor del Trek Arredondo, demasiado cerca como para apostar por arañar segundos en la general y demasiado lejos como para pegar el hachazo definitivo.
Mientras se lo pensaban, el líder Michael Matthews, sprinter, los ha neutralizado arrastrando consigo al resto del grupo. Con los dos españoles sin nada más que ofrecer, Cadel Evans les pasaba por la derecha y por la izquierda atacaba Diego Ulissi, en un cambio de ritmo que solo le quedaba a él. Segundo ha sido Evans, que está empezando el Giro mejor de lo que lo terminará, y tercero Arredondo, con el que nadie cuenta. De esa posición hasta la 29, todos los favoritos y hombres de la general con el mismo tiempo, salvo Kiserlovski, que ha llegado a la meta sin aire en la rueda trasera, pero solo ha perdido 23 segundos.
Mañana será una etapa similar a la de hoy, final en un puerto algo más largo, pero igual de tendido, y con un factor determinante: 44 kilómetros más de etapa, 247 en total, lo que supone sumar una hora de esfuerzo. Eso es lo que provoca las diferencias en este deporte: el cansancio acumulado y la resistencia. Matthews perderá la maglia, y sino será un héroe, y entre su compañero Weening, Evans y Urán estará el nuevo líder, dependiendo de cómo se reparten las bonificaciones
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